sábado, 27 de noviembre de 2010
Normil Hawaiians
Hay grupos que fueron injustamente olvidados en su momento (bien por no ser entendidos o bien por adelantarse a su época) pero que décadas más tarde fueron recuperados y reivindicados tanto por prensa especializada como por aficionados. Todos conocemos casos de sobra. Pero también hay ejemplos de grupos que fueron marginados en su tiempo y que, años después, siguen siendo absolutamente desconocidos y se limitan a ser objeto de culto entre los connoiseurs musicales más aventureros. Normil Hawaiians sería uno de estos grupos. Activos en la primera mitad de los 80, tuvieron escasa repercusión a nivel mediático a pesar de su indudable calidad. Hoy en día, tres décadas más tarde, siguen sumidos en el más absoluto anonimato, hay muy poca información disponible sobre ellos en la red y sus discos están descatalogados esperando que algún iluminado en una discográfica independiente los re-edite como se merecen. Así pues, desde las páginas de La Fam queremos reivindicar a este grupazo en las siguientes líneas.
Normil Hawaiians fue un colectivo musical inglés liderado por el guitarrista y cantante Guy Smith, único miembro fijo del grupo, que fue reclutando a diversos músicos y colaboradores según sus necesidades, entre ellos el ex-Amon Duul Dave Anderson. Todos ellos practicaban la vida en diferentes comunas en Londres, de ahí que su música transmita ese espíritu medio hippie, medio fumeta, con cierto espíritu místico y pastoral, tal y como ya se había puesto en práctica en formaciones anteriores como Amon Duul, Hawkwind, y los primeros Gong.
Normil Hawaiians tan sólo grabaron dos álbumes: el doble “More wealth than money” en 1982 y su continuación, el más experimental “What's going on?” en 1984, además de un par de singles. En estos trabajos el grupo se mostraba cómodo moviéndose en el límite de la música de finales de los 70 y principios de los 80, es decir, que igual sonaban en plan progresivo / Krautrock (bastantes de sus temas rondan los 10 minutos de duración) que se acercaban al post-punk a lo Joy Division, Killing Joke o Magazine.
La familia Hawaii gustaba de los desarrollos largos, con ritmos repetitivos e hipnóticos a lo Can / Neu, pero combinados con la urgencia del post-punk, es decir, guitarras afiladas y disonantes, ritmos fracturados y teclados sombríos. En sus trabajos también encontramos ecos del folk más ácido (el grupo disfrutaba con las guitarras acústicas y los violines en plan viaje de LSD), además de influencias de la “world music”, con toques étnicos y tribales que se notaron sobre todo en su segundo álbum.
La improvisación también fue una de las bases del grupo, que se entregaba al juego y a la búsqueda dando rienda suelta a las atmósferas más espaciales y psicodélicas, entrando incluso en terrenos más experimentales, algo que se nota también en el segundo disco, todo esto sumergido en un ambiente con mucho espacio y ecos, y con un estilo extremadamente elegante a la hora de interpretar los temas, unas veces sencillos y directos y en otros momentos más reflexivos y complejos.
Normil Hawaiians dejaron grabado un tercer disco previsto para 1986 pero que nunca llegó a ver la luz ya que se disolvieron en 1985.
sábado, 13 de noviembre de 2010
BRISE-GLACE
Brise-Glace es uno de los proyectos más radicales del prolífico Jim O'Rourke. El grupo (que incluía también a miembros de grupos tan destacables como Dazzling Killmen, The Flying Luttenbachers o You Fantastic!) tan sólo grabó un disco (titulado “When in vanitas”) y un single para el sello Skin Graft en 1994. A pesar de ser relacionados con la escena post-rock de principios de los 90, el cuarteto superó toda limitación estilística para adentrarse en terrenos mucho más experimentales, siguiendo los pasos de gente como Faust o This Heat.
Para escuchar a Brise-Glace hay que aceptar las reglas de juego que el grupo nos impone, desaprendiendo los conceptos preconcebidos que podamos tener respecto a lo que es la música y asimilando una nueva sintaxis sonora con su propio vocabulario, que combina elementos del rock experimental, la música electro-acústica, noise, improvisación... Una imprevisible mezcla de géneros para mentes inquietas. Brise-Glace diseccionan el cadáver del rock y lo cortan en pedazos, para después volver a unir las diversas partes pero de manera aleatoria, alterando profundamente sus principales elementos para crear un nuevo y demente monstruo de Frankenstein.
O'Rourke (apoyado en su tarea ni más ni menos que por Steve Albini como ingeniero de sonido) realizó un colosal trabajo de post-producción, cortando y pegando las cintas con la música grabada por el grupo, manipulando sonidos, deconstruyendo y poniéndolo todo patas arriba para después re-situarlo todo como si se tratase de un rompecabezas. El resultado es desconcertante para el oyente desprevenido: no hay melodías, las estructuras tradicionales desaparecen para dar paso a una sucesión de sonidos y estructuras sónicas inmersas en atmósferas asfixiantes. Los grooves suenan fracturados, angulares, atonales e imprevisibles. Los inquietantes silencios vuelan por los aires dinamitados por todo tipo de cacofonías e irrupciones sonoras. Las diferentes piezas que conforman el disco navegan en un mar de ruidos de todo tipo, frecuencias radiofónicas, electricidad estática, distorsión, collages sonoros desquiciantes y multitud de pequeños detalles...
La escucha de “When in vanitas” es una experiencia intensa pero no a nivel emocional sino en el plano cerebral, lo que hace que su música sea más difícil e incomoda de escuchar si lo comparamos con otros grupos de su género.
Un grupo que, aunque pasó desapercibido en su época, debe ser reivindicado como uno de los mejores exponentes del rock experimental para el siglo XXI.
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