jueves, 25 de abril de 2013

ELECTRIC MOON: "THE DOOMSDAY MACHINE" (2012)


“The Doomsday Machine” podría definirse con un simple adjetivo: orgásmico. Efectivamente, las sensaciones y la intensidad que transmite este disco son tan exuberantes que sumergen al oyente en un estado de relajación y placer absoluto tras el alucinante viaje cósmico, físico y mental que nos ofrecen sus composiciones. El trío alemán Electric Moon viene deleitando nuestros oidos desde 2010 con una prolífica discografía en la cual este “The Doomsday Machine” es para mí su trabajo más notable. Un descomunal disco de casi 80 minutos de duración cuyos vasos comunicantes son atravesados por las jams ácidas de Earthless, el stoner psicodélico de Colour Haze, el space rock de Magnog y los ambientes lisérgicos de Hawkwind. La improvisación y las jams exploradoras son la base de su música: el trío suena compenetrado y natural a lo largo de estos extensos viajes (los temas tienen una media de 15-20 minutos de duración cada uno), haciéndonos recorrer todo tipo de paisajes sonoros marcados por la búsqueda permanente del riesgo y lo desconocido. La sensación de libertad que transpiran los temas es increíble, hay veces que la música fluye en miles de direcciones distintas, llevándonos desde momentos de calma perezosa a explosiones de electricidad inmensas. A pesar de ello, Electric Moon tienen el control de la situación en todo momento, quieren que nos perdamos en su maelstorm sónico pero siempre nos rescatan en el momento apropiado, se nota que saben perfectamente lo que están haciendo y que esa espontaneidad con la que suenan tiene una base muy sólida y trabajada. De hecho, diría que hay pocos grupos en la escena actual que tengan una química y una magia como la que tienen Electric Moon. El sonido del grupo es cálido, orgánico y absolutamente eléctrico: el trabajo de guitarras de Dave Schmidt es un auténtico espectáculo de efectos psicodélicos, wah, fuzz, distorsión, delay y riffs fumetas, mientras que Komet Lulu al bajo y Pablo Carneval en la batería ofrecen la propulsión adecuada y hacen que los riffs avancen viscosos e imprevisibles como un río de lava. Los temas suenan como llegados de otra dimensión, suenan misteriosos y exóticos, influídos sin duda por el consumo de sustancias estupefacientes así como por la fascinación por los agujeros negros y los viajes intergalácticos, proponiendo así una nueva vuelta de tuerca al género del space rock, el stoner rock y el heavy psych.
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