Hace poco estuve leyendo un artículo
sobre la ciudad fantasma de Pripyat y las secuelas del accidente de
la central nuclear de Chernobil. Las fotos eran realmente
estremecedoras: edificios abandonados donde la naturaleza y los
escombros campan a sus anchas, norias oxidadas en parques de
atracciones vacíos, escuelas donde los libros todavía
permanecen abiertos sobre las mesas... Un paisaje apocalíptico
de ruinas, hierro y desolación que el ser humano no podrá
volver a pisar hasta dentro de más de 20.000 años
debido a los altísimos niveles de radiación. Estas
imágenes y sensaciones me acompañaron durante unos
días, y curiosamente durante este tiempo sentí la
necesidad de volver a escuchar “Necrosphere”, el único
disco que los rusos Necropolis grabaron allá por el año
2003 y que con el paso del tiempo se ha convertido en una auténtica
joya en el panorama del ambient más oscuro y siniestro.
Necropolis era un proyecto originario de Siberia, un lugar cuyo clima
y naturaleza tan extrema es propenso a la aparición de
proyectos tan interesantes en la escena dark ambient como este (y
como otros de los que ya hablamos en un artículo anterior:
http://famzine.blogspot.com.es/2011/09/ad-lux-tenebrae.html). “Necrosphere” capta a la perfección esa atmósfera
apocalíptica y desolada a la que hacía referencia
anteriormente: esas andanadas glaciales de teclados, ese frío
viento siberiano, los drones sostenidos oscilando entre olas de
electricidad estática, los ecos y reverberaciones de fábricas
abandonadas, el sonido de trenes sobre raíles avanzando por
paisajes inertes, emisiones no identificadas que provienen de
satélites lejanos... Las dos piezas que componen este disco
fueron grabadas en diversos silos abandonados donde se guardaban
misiles durante la época de la guerra fría y después
manipulados y regrabados en el estudio, así que el sonido es
rico en ambientes ultra-profundos y densos y en sonidos de naturaleza
post-industrial, así como en sugerentes y misteriosos field
recordings que aumentan la sensación onírica y visual
de los temas. La atmósfera es melancólica y desolada,
transmitiendo una bellísima sensación de abandono y
soledad, como un paseo nocturno por las calles de Pripyat, donde sus
muertos continuan hablándonos a través de esta música.
Escuchar este “Necropolis” es sin duda una experiencia fascinante
y un viaje por los rincones más oscuros de la sociedad
post-industrial.
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