lunes, 26 de enero de 2015

"Conozco a pocas personas como yo, cuyos logros hayan quedado más justamente lejos de sus aspiraciones, ni tengan en general menos motivos por los que vivir. Carezco de todas las aptitudes que me gustaría tener. Todo lo que puedo valorar, o lo he perdido o probablemente lo voy a perder. Dentro de diez años, a no ser que encuentre un empleo que me reporte al menos 10 dólares por semana, tendré que tomar la decisión del cianuro, por incapacidad para conservar junto a mí los libros, cuadros, muebles y demás objetos familiares que constituyen la única razón que me queda para seguir viviendo. Y por lo que se refiere a la soledad, probablemente me llevaré todas las medallas. En Providence no he conocido un espíritu afín al mío con el que haya podido intercambiar ideas; y aun entre mis corresponsales, son cada vez menos los que coinciden conmigo en cuestiones suficientes como para hacer deleitable la conversación, aparte de algunos puntos especializados. La generación más reciente se ha alejado aún más de mí, mientras que la vieja está tan fosilizada que constituye un flaco material para discutir o conversar. En todo (filosofía, política, estética e interpretación de las ciencias) me encuentro solo en una isla. Con la juventud se han perdido todas las posibilidades de encanto de esperanza de aventuras... dejándome encallado en un bajío sin nada a lo que recurrir..."

Fragmento de una carta escrita por H. P. Lovecraft en 1935.


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