domingo, 5 de octubre de 2014

ELECTRIC WIZARD: "Time to Die" (2014)



Electric Wizard son sin duda uno de los grupos más excitantes del momento. Un grupo que capta a la perfección el espíritu de nuestro tiempo, esta época de desilusión, crisis y decadencia, ofreciendo refugio y olvido a miles y miles de almas desencantadas a través de sus hipnóticos riffs y su embriagadora atmósfera, repleta de referencias al ocultismo, las drogas, el desenfreno sexual y demás paraísos artificiales.

Hace unos meses Justin Oborn decía en una entrevista que, en nuestra sociedad, se nos hace creer que todo irá a mejor en el futuro, que tenemos que luchar y esforzarnos porque así el día de mañana la situación cambiará y tendremos todo lo que necesitamos para ser felices. Pero llega un momento en la vida, añadía el líder de Electric Wizard, en que te das cuenta de que no es así, de que todo ha sido una puta mentira, y de que, a pesar de todas esas promesas, estás absolutamente jodido.

Es en este espacio mental en el que Electric Wizard se mueven a la perfección desde hace más de dos décadas: han sabido captar la desilusión y el hastío de jóvenes (y no tan jóvenes) que se ven aislados en el mundo, sin encontrar su sitio y sin perspectivas para el futuro. Sólo hay que echar un vistazo a nuestro alrededor para ver que el mundo está más jodido que nunca y que hay alguna cosa que no funciona. Podemos engañarnos a nosotros mismos mirando hacia otro lado y haciendo ver que la cosa no va con nosotros, pero el caso es que estamos metidos hasta el cuello. Y, al igual que ocurrió a finales de los 60 y principios de los 70 con el nacimiento del hard rock y el heavy metal, y gente como Black Sabbath, Blue Cheer, MC5 o Hendrix, cuyos discos (ayudados del consumo de todo tipo de sustancias) hacían olvidar la realidad que rodeaba a millones de jóvenes, hoy Electric Wizard se han convertido en el mejor antídoto para escapar de toda la mierda que nos rodea. Su nihilismo, su actitud tan irreverente y provocadora, sus letras sencillas pero convincentes, su desprecio hacia la sociedad y su entrega absoluta y demente al poder del riff les convierte en referente para todos aquellos que, por un motivo u otro, se sienten marginados y alienados.

“Time to Die” (2014) ha tardado cuatro largos años en ser gestado. Ya lejos queda aquel “Black Masses” de 2010 que recibió críticas de todo tipo, desde algunas diciendo que era lo mejor que habían grabado hasta otras que acusaban al grupo de haber perdido sus señas de identidad. En estos cuatro años han sucedido muchas cosas en el seno del grupo: abandonaron de mala manera su sello discográfico de toda la vida (Rise Above) entre todo tipo de acusaciones mutuas; hubo diversos cambios de formación, todos ellos siempre acompañados de bronca y malos rollos (caso del retorno y posterior salida de su ex-batería Mark Greening); y también hubo voces aquí y allá que empezaban a profetizar que Electric Wizard estaban acabados, sin ideas y que musicalmente ya no tenían nada más que aportar. Me imagino lo que les puede haber pasado por la cabeza a Jus Oborn y a Liz Buckingham durante todo este período de tiempo, y, por lo que comentaban en diversas entrevistas, se sintieron acosados por todo tipo de mentiras, traiciones, acusaciones y desprecio, algo que sirvió como catalizador para crear estas nuevas canciones, rodeadas de un halo de odio, terror, locura y violencia que han convertido este disco en toda una bomba de relojería.

Tan sólo el título del disco (“Time to Die”) ya es una declaración de intenciones. Tiempo de morir, tiempo de acabar con todo, de destruirlo todo para así crear algo nuevo, diferente a lo que conocemos. Esos ojos derramando lágrimas en la portada, y al mismo tiempo esa mariposa con alas de plomo que alza el vuelo pesadamente. La vertiente apocalíptica y destructiva de Electric Wizard es algo que nos han venido demostrando en cada uno de sus discos, y quizá sea en este último (así como en su clásico “Dopethrone”) en el que encuentra su expresión más depurada y explícita. Jus Oborn se ha pasado los últimos cuatro años prometiéndonos un disco malsano y mórbido que iba a girar obsesivamente en torno a la muerte y el odio, y joder si lo ha conseguido.

Tras una breve intro en la que se oyen fragmentos de un documental hablando del crimen ritual protagonizado por Ricky Kasso (crimen marcado por las drogas, el satanismo y el heavy metal, tres conceptos que en los 80 eran realmente chungos) el disco se abre con “Incense for the Damned”, que nos muestra a unos Wizard rejuvenecidos y en un estado de forma asombroso, con esa habilidad que tienen para escribir riffs densos, graves, pesados e hipnóticos pero al mismo tiempo pegadizos y memorables (me atrevería a decir que después de Black Sabbath son el grupo que mejor ha sabido hacer esto). Oborn entona con auténtico desprecio líneas como “I don't give a fuck about anyone or your society”, me importa una mierda la gente y tu sociedad, un himno para todos aquellos que le han dado la espalda a la sociedad, todos aquellos que se sienten abandonados y cuyo único refugio es ese “incienso” humeante que les hace olvidar el asco que sienten por este mundo. Sin tiempo para dejarnos respirar, suena el tema que da título al álbum, “Time to Die”, con otro alucinante riff de aire setentero, que en manos del dúo Oborn-Buckingham suena grasiento, fluido, guarro, absolutamente glorioso. Parece mentira que lo hagan tan fácil y tan efectivo, disipando cualquier atisbo de duda y volviendo a demostrar que son los indiscutibles maestros del riff y los herederos de Tony Iommi. Una vez más, es tiempo de morir, o quizás ya estamos muertos y no lo sabemos... El tercer tema es el durísimo “I Am Nothing”, con otro riff super-básico, primitivo, surgido del origen de los tiempos y ante cuya magnitud y poder lo único que podemos hacer es arrodillarnos y sentir cómo nos aplasta con su peso. De nuevo otra dosis de nihilismo y apología de la violencia, otro himno para esas personas que ya saben que no son nada, que no le importan a nadie, y que enarbolan la bandera del odio hacia la humanidad expandiendo el caos y la destrucción a través del asesinato y el terrorismo arbitrario. El interludio “Destroy Those Who Love God” nos da un breve respiro mientras suena una jam ácida y sedante sobre la que vuelven a escucharse voces que insisten en el crimen de Ricky Kasso (que es uno de los ejes fundamentales de este disco). El siguiente tema, “Funeral of Your Mind” nos ofrece un cambio de táctica ya que el riff principal es un medio tiempo mezcla de Loop y Monster Magnet y en el que también hay ecos del sonido Detroit que tanto ama Jus Oborn. Una base hipnótica espoleada por voces macabras que nos hablan del funeral de la mente, de ese momento de la madrugada en el que uno ve que ha llegado al límite de sus fuerzas, en el que estás completamente solo y ya no sabes qué hacer ni a dónde huir, para así sumergirte en la locura y la desesperación, o quizás en el suicidio. “We Love The Dead” vuelve a los riffs lentos, oscuros, marca de la casa, esos sonidos graves que hacen temblar los altavoces y las paredes, esos solos empapados en wah-wah ácidos y guarros que ponen los pelos de punta y esa letra a lo Alice Cooper en la que se nos dice que es mejor amar a los muertos que a los vivos, ya que los muertos no nos pueden mentir ni traicionar. “Sadio Witch” tiene un riff que recuerda (y mucho) al del tema “Black Masses” (de su anterior lp) pero es algo así como una nueva vuelta de tuerca, haciendo un guiño al riff original pero transformándolo en algo más oscuro y macabro. Este es sin duda uno de los temas más pegadizos del disco, donde de nuevo Electric Wizard nos vuelven a dar una lección de cómo combinar violencia, riffs lentos y oscuros con melodías memorables. Este tema recupera las obsesiones sexuales tan habituales en la discografía de Electric Wizard y nos muestra su faceta más viciosa así como su fascinación por las sectas satánico-sexuales, el sado-masoquismo y las películas de Jess Franco o Jean Rollin, con esas imágenes de perversiones nocturnas y mujeres vestidas de cuero negro que esclavizan a hombre a través del látigo y las cadenas pero también de la droga negra que le suministran. Nos acercamos al final de este fascinante bad trip con “Lucifer's Slaves”, uno de los mejores temas de la discografía del grupo, que alcanza aquí un nivel difícil de superar con ese riff oscilante y poderoso que combina a la perfección el sonido de Blue Cheer y de Black Sabbath, sonidos agresivos y ácidos, solos de guitarra expansivos, atmósfera espacial y psicodélica y unas letras que vuelven a hacer referencia a esa legión de freaks, perdedores y fracasados asqueados de la vida y la sociedad, esos esclavos de Lucifer cuya sangre es LSD y hierba, muertos en vida cuyo único objetivo es el olvido, salir de este infierno que les rodea, mientras gritan “Fuck your world, fuck everything...” A la mierda el mundo, a la mierda todo... Tras este estremecedor viaje suenan las notas de “Saturn Dethroned”, otra jam misteriosa que poco a poco nos devuelve a la miserable realidad. Sólo queda otra opción: darle al “play” otra vez y sumergirnos en el fascinante universo de Electric Wizard, cerrar los ojos y olvidar.


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