martes, 26 de marzo de 2013

OM



Hay gente para la que Sleep fue una auténtica religión en su momento. Tras su disolución y diversos años de travesía en el desierto, la aparición de Om y su “Variations on a theme” en 2004 fue todo un regalo y una bendición. Nuestros adorados Al Cisneros y Chris Hakius (la base rítmica de Sleep) seguían forjando riffs humeantes en busca del trance a través de las repeticiones obsesivas que caracterizaban esa obra maestra que fue “Dopesmoker”, pero esta vez lo hacían sin guitarra, en un ejercicio en plan más difícil todavía. Tanto ese disco como el segundo, “Conference of the birds” (2006) seguían las directrices marcadas por Sleep pero desde una perspectiva nueva y original, trabajando grooves hipnóticos con su espartana estructura de batería-bajo-voz, aunque manteniendo los poderosísimos riffs y el cálido fuzz que caracterizaba a su anterior grupo.

Con la edición de “Pilgrimage” en 2007 pudimos entrever que el dúo empezaba a cambiar y a añadir elementos psicodélicos, partes más tranquilas sin distorsión (que ejercían de contraste con los segmentos rebosantes de fuzz y los grooves más densos) y cierto aire religioso llegado de los paises árabes. Om seguían en su peculiar peregrinaje y nos ofrecían su particular versión del stoner pasado por el filtro del dub y la música ritual.

Cuando Chris Hakius abandonó el grupo y fue sustituido por Emil Amos, algunos pensamos que la química establecida entre Cisneros y Hakius durante tantos años podía desaparecer, pero todos nuestros temores estaban infundados ya que la nueva formación de Om nos sorprendió en 2009 con “God is good”, un disco que ofrecía un nuevo sonido basado en los tres discos anteriores pero evolucionando sin miedo y añadiendo más psicodelia y elementos étnicos provenientes de oriente (la influencia de la historia, cultura y religión en Israel se va agudizando). El tandem formado por Cisneros y Amos no tiene nada que envidiar a la anterior formación del grupo, ya que la riqueza percusiva incorporada por Amos hizo que el horizonte sonoro de Om se ampliase considerablemente absorbiendo influencias nuevas. “God is good” fue un album de transición en el que se despojaron de sus ropajes antiguos y empezaron a cambiar la piel y a ofrecer una nueva dimensión a su sonido en vez de acomodarse a la fórmula que ya conocían bien y que su público podía identificar fácilmente.

Y ya en 2012 apareció su nuevo trabajo, titulado “Advaitic songs”, un disco cada vez más lejos de su sonido inicial y que profundiza todavía más en los elementos étnicos, en la world music, en la búsqueda del misticismo y en las influencias llegadas del lejano oriente. Atrás quedaron los riffs densos y pesados (tan solo en “State of non-return” se percibe el músculo que el dúo exhibía antaño), ahora lo que predomina es la atmósfera, los drones meditativos, la belleza subyugante y misteriosa del desierto, las estructuras riquísimas en sonidos y el ambiente árabe que empapa esos grooves elegantes, complejos e hipnóticos, más cercanos al rock progresivo que al stoner. El despliegue instrumental es una de las cosas que más llama la atención del disco (algo que ya habían iniciado en su anterior obra “God is good”): además de los omnipresentes bajo y batería esta vez han incluido piano, cello, flauta, tabla india, sítar, guitarras y un espectacular arsenal percusivo, ofreciendo así una profundidad y variedad en el sonido nunca vista hasta ahora en sus anteriores trabajos. El sonido es mucho más calmado y psicodélico que en sus anteriores obras: ya casi no hay distorsión ni fuzz, ahora lo que predomina son los ritmos hipnóticos que fluyen de forma libre y orgánica y los drones expansivos que envuelven al oyente. Es un enfoque increiblemente creativo e imaginativo, siempre con el objetivo de la búsqueda del trance y la trascendencia, uno de los leit-motifs del grupo desde sus inicios y en lo que nunca han cambiado. Om eran conscientes de que su propuesta sonora se les estaba quedando pequeña y que las dos opciones que tenían eran seguir repitiendo el mismo disco una y otra vez o bien expandir su paleta sonora y buscar nuevas direcciones, y han decidido tomar la ruta más difícil y arriesgada, pero en nuestra opinión la más satisfactoria, ya que el dúo está creciendo a pasos de gigante y nos ha ofrecido un disco de una madurez incontestable y que sin duda se convertirá en un clásico.

Para muchos su obra maestra, para otros una traición y el abandono de sus raices y su antiguo sonido. Nosotros lo tenemos claro. A ti te toca elegir.

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