viernes, 16 de diciembre de 2011
AMON
Amon es uno de los múltiples proyectos del músico italiano Andrea Marutti, miembro fundamental de la interesantísima escena ambient italiana junto a Stefano Musso (Alio Die) y Gianluigi Gasparetti (Oöphoi). Amon grabó una serie de discos clave en el dark ambient de los años 90, desarrollando una obra que combinaba el interés por los sonidos cósmicos y espaciales, el estudio de civilizaciones olvidadas (especialmente la egipcia) y los sonidos ambientales más densos y misteriosos que se conocen. Una discografía reducida y prácticamente imposible de conseguir, un ejercicio de arqueología sonora en la que sumergirse y desaparecer.
En discos como “Amon” (1996) y “Mer” (1999) Amon creó un dark ambient visceral, físico, cuya poderosísima vibración hace temblar las paredes y nos retumba en el estómago y las plantas de los pies cuando se escucha al volumen apropiado. A pesar de que Marutti no utiliza gongs, el efecto es similar al que produce el sonido de un gong, en el sentido de que el impacto no es sólo emocional sino también físico. En otros discos como “El Khela” (1997) o “The Legacy” (1999) Marutti opta por un sonido más sutil y subliminal, sin abandonar la estética dark ambient pero con un enfoque minimalista, investigando en el silencio, los ecos y el reverb, intentando reproducir el sonido de las catacumbas, con sus pasadizos estrechos, húmedos y claustrofóbicos, las partículas de polvo flotando en la oscuridad durante siglos, corrientes de agua subterráneas, piedras cayendo sobre el suelo de cavernas nunca exploradas por el hombre.
La propuesta de Amon está dominada por extensas composiciones que abundan en drones esféricos que se repiten y dilatan buscando estados hipnóticos, formando masas sonoras en expansión que oscilan lentamente como satélites olvidados orbitando alrededor de planetas muertos. Las notas se mantienen flotando durante minutos en una especie de mantra electrónico creando así una atmósfera sagrada y ritual propicia para alterar la conciencia y emprender la búsqueda del trance nocturno. Estos sonidos están vivos mientras fluyen de los altavoces y se extienden por la habitación envolviéndolo todo, inundando el espacio con sonidos ultra-graves, frecuencias subterráneas, reverberaciones metálicas y resonancias espectrales. Una música sugerente, que nos hace visualizar formas horribles y bellas simultáneamente, como una fotografía en negativo de un paisaje inerte, haciéndonos sentir la fascinación y el miedo ante el vacío que intuimos en los confines del universo, ante los abismos inexplorados en el fondo de los océanos o ante el espectáculo de una supernova en formación.
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