Cuando Roger Trigaux decidió
iniciar su proyecto Present en 1980 (mientras todavía era
miembro de Univers Zero) sabía muy bien lo que estaba
haciendo. Manteniendo el sonido tenebroso y amenazador de Univers
Zero, Trigaux decidió prescindir de los instrumentos de cámara
y del sonido barroco que les caracterizaba para ofrecer una versión
más básica y directa de su música (batería,
bajo, guitarra y teclados), incidiendo en los aspectos más
hipnóticos y minimalistas a través de partituras
ultra-complejas y cerebrales que sin duda son de lo mejor que se ha
conocido en el ámbito del avant-prog y el R.I.O. Mientras que
el sonido macabro de Univers Zero se relacionaba con los terrores de
las edades oscuras, el apocalipsis y el infierno, Present se decanta
más por los demonios interiores, la esquizofrenia y la
paranoia (de hecho, el miedo al número 13, tal como indica el
título del disco, hace referencia a todos esos miedos
inexplicables que anidan en las cabezas humanas).
Las tres composiciones de su debut
“Triskaidekaphobie” (1980) son terriblemente angustiosas e
inquietantes: las repeticiones obsesivas y los cambios de ritmo
imprevisibles llegan a alcanzar momentos de tensión sonora
desesperante, y la complejidad laberíntica de sus estructuras
enfatiza aún más la sensación de soledad y
desorientación del oyente. Efectivamente, Trigaux y compañía
saben cómo jugar con nuestras emociones y pensamientos para
así llevarnos al terreno que más les conviene y ahí
destrozar nuestras almas y nuestras neuronas sin compasión.
Música increíblemente creativa, dinámica y
desafiante, en constante mutación, interpretada con una
precisión y claridad asombrosas.
Trigaux contó para la grabación
de este su primer disco con dos miembros de Univers Zero (el bajista
Christian Genet y el batería Daniel Denis) así como del
teclista Alain Rochette. Trigaux despunta con sus siniestros y
disonantes solos de guitarra, así como con las matemáticas
estructuras circulares que van tejiendo una tela de araña
alrededor de nuestros sueños, mientras la base rítmica
de Denis y Genet ofrece un espectáculo de fuerza bruta y
precisión ajustadísima, moviéndose con fluidez
entre los ritmos sincopados y los desarrollos imposibles del
avant-prog más elegante. Alain Rochette completa la escena con
su inquietante piano que acrecenta la sensación de asfixia y
psicosis con sus minimalistas estructuras. ¿Es sudor frío
lo que me corre por la frente cuando escucho este disco? Pues coño,
parece que sí.
Si Maupassant hubiese decidido componer
música en pleno delirio paranóico y atrapado en su
manía persecutoria, le habría salido algo parecido a
este “Triskaidekaphobie”.