Mientras Margaret Thatcher mandaba y
ordenaba con puño de hierro en la Inglaterra de finales de los
70 y principios de los 80, una efervescente escena de grupos
anarco-punk combativos y nihilistas floreció para ejercer como
revulsivo ante la asfixiante avalancha conservadora. Entre ellos
destacaban Amebix, quienes con sólo dos discos (“Arise” en
1985 y “Monolith” en 1987) se convirtieron en un grupo de culto,
aunque absolutamente infravalorado y pasando desapercibido para la
mayoría, quizá debido a su enfoque tan poco ortodoxo en
la escena en la que se movían. Tras varios años en paradero desconocido, volvieron a la carga, aunque su retorno en 2011 con "Sonic Mass" no estuvo a la altura de las expectativas que el grupo había creado.
Amebix son considerados como los
pioneros de la escena crust, del sludgecore y del crossover, ya que
su sonido combinaba de manera híbrida elementos del punk, del
metal, crítica social, premoniciones apocalípticas,
mezclando con gran acierto influencias de Motorhead, Discharge,
Venom, Killing Joke y Joy Division.
La brutalidad primitiva de sus riffs y
el sonido robusto y musculoso que exhibe el grupo es tan solo una
parte de su encanto, ya que Amebix también tenían una
asombrosa capacidad para elaborar melodías y atmósferas
oscuras cercanas al rock gótico, así como un gran afán
de experimentación que sin duda bebieron del post-punk. Un
sonido denso y viscoso que conforme fueron pasando los años
fue disminuyendo en brutalidad pero ganando en matices, reduciendo la
velocidad habitual del hardcore para ralentizar sus tiempos y
evolucionar hacia un sonido más metálico, oxidado,
pantanoso e incluso melódico en ocasiones.
Si uno se para a pensar, las
condiciones socio-políticas en las que aparecieron Amebix no
son en absoluto diferentes a las que vivimos hoy en día en
plena dictadura neo-liberal, así pues tenemos la excusa
perfecta para revisar sus discos y poner en práctica su lema
de “Use your head: no gods, no masters”.