jueves, 22 de junio de 2017

SOL INVICTUS: "In the Rain" (1995)



La lluvia cae sobre las calles de las ciudades de Europa. Una lluvia incesante que nos hace quedarnos encerrados en nuestras casas mientras miramos a través de los cristales mojados de las ventanas y recordamos tiempos mejores. Nos dicen que el viejo continente se hunde, se resquebraja, se parte en diversos trozos, se ahoga bajo las olas de inmigrantes y se desangra por la amenaza terrorista. Esta preocupación por Europa ha sido una constante en la obra de Tony Wakeford y su grupo Sol Invictus desde sus inicios a finales de los años 80. En “In the Rain” (1995), el que es probablemente el mejor trabajo de su extensa discografía, esta lluvia y esa percepción de la decadencia de la civilización occidental atraviesan todas y cada una de las canciones que conforman el disco, sin olvidar los otros dos polos alrededor de los que gravitan las obsesiones de Wakeford: el amor y la muerte. Esta fue una de las obras fundamentales del llamado “Neofolk” o “Folk Apocalíptico” que a principios de los 90 en Inglaterra nos ofreció discos tan fascinantes como este “In the Rain”, el “Thunder Perfect Mind” de Current 93 o “But, What Ends When the Symbols Shatter?” de Death In June. Grupos todos ellos que iniciaron su andadura a principios de los 80 en la escena industrial y darkwave Británica y que compartían inquietudes y obsesiones como eran el ocultismo, el paganismo, el nazismo y la preocupación por la decadencia de occidente. Es curioso que todos ellos coincidieran en su evolución estilística y a principios de los 90 atravesaran esa etapa “Neofolk”, aunque de todos ellos, Sol Invictus fueron los que más enraizados estaban en este género. A pesar de tener un claro componente folk (Wakeford afirmó en entrevistas que en aquella época estaba muy metido en la música de Nick Drake y Leonard Cohen), la música de Sol Invictus va mucho más allá de los esquemas del género, como podemos apreciar claramente en “In the Rain”. Si bien las canciones parten de una estructura básica como es la guitarra acústica y la voz de Wakeford, su paleta sonora se expande con la participación de una pequeña orquesta de cámara (violines, cellos, trompetas, piano), así como la percusión y los sonidos de carácter eléctrico que le añaden muchísima profundidad y matices al sonido. La atmósfera del disco, marcada por la incesante lluvia, es deliciosamente melancólica, otoñal, intimista y decadente. La voz de Wakeford (que en mi opinión ha sido muchas veces injustamente criticada) es lo que le da un sabor tan especial a estas composiciones: a pesar de no ser un gran cantante (como tampoco lo eran Douglas Pearce o David Tibet) su voz frágil, quebradiza, como si estuviese a punto de derrumbarse, transmite una emoción y una intensidad que personalmente me pone los pelos de punta. Obsesionado por los amores perdidos o por los que nunca llegarán, por la muerte inevitable que nos alcanzará tarde o temprano, por el amor como fuerza de regeneración espiritual, por un mundo que se derrumba y de cuya progresiva extinción somos testigos impotentes, Wakeford entona sus letárgicos recitados y nos acompaña en este fascinante viaje que es “In the Rain”. Las 11 canciones que conforman el disco tienen un sonido y una estructura similar, algo de lo que se beneficia el disco porque la atmósfera se expande a lo largo de todos los temas, combinando la sencillez de las guitarras de Wakeford con la elegancia que aportan los instrumentos de cámara y con unos estribillos absolutamente memorables que en su belleza y fragilidad nos atrapan y atraviesan cada poro de nuestra piel. El caso más revelador es el del penúltimo tema del disco (“In Days To Come”), y que para mí es uno de los mejores del repertorio de Sol Invictus, que ejemplifica a la perfección la propuesta global de este disco: una melodía básica y repetitiva se utiliza como base para la canción en la que Wakeford describe con solemnidad el final de la civilización, un mundo sumergido en el caos, la violencia, la escoria y la avaricia, para a continuación conducirnos a un estribillo épico, bellísimo y estremecedor en el que se apunta a la llegada de una divinidad pagana surgida de los campos y de los bosques a la luz de la luna y que provocará un nuevo renacer de la especie. Sencillo pero tremendamente efectivo, tras esta explosión de intensidad y emoción, el disco se cierra con “Europa in the Rain II”, devolviéndonos una vez más a sentimiento de tristeza que nos invade al ver desde la ventana las calles mojadas de lluvia en nuestra vieja y enferma Europa.
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