domingo, 28 de diciembre de 2008
Jesús Franco
Jesús Franco es un caso único no sólo en el cine español sino en el cine europeo. Admirado por muchos y odiado por tantos otros, su obra, polémica como pocas, no deja indiferente a nadie. O lo amas o lo odias, sin término medio. España, como no podía ser de otra manera, ha sido uno de los paises que peor ha tratado al director madrileño, ya no sólo por los efectos de la censura sino por las durísimas críticas y el menosprecio que siempre recibió su trabajo, que, sin embargo, tuvo bastante mejor acogida en el extranjero, donde se le considera un director de culto. Afortunadamente parece que las cosas cambian en este país y en los últimos 5 o 10 años se le está empezando a respetar también por estos lares. Tarde, como siempre, pero al menos ya es algo.
Jesús Franco (quien también usó decenas de seudónimos) representa la lucha por la libertad y la independencia creativa: fue alguien que tenía un concepto muy personal y arriesgado de lo que era el cine y lo llevó a la práctica en una sucesión interminable de obras (cerca de 200), unas veces con más acierto, otras con menos, pero siempre fiel a lo que quería hacer, sin pensar en posibles reacciones de la censura, la prensa o el público. Dirigía las películas, actuaba en ellas, se encargaba muchas veces de la banda sonora y trabajó en diversos géneros, destacando sin duda en el terror y el fantástico, sin olvidar sus memorables y controvertidas incursiones en el erotismo más casposo así como en el porno más “hard”.
En sus mejores películas, la combinación de elementos como el terror de bajo presupuesto, el erotismo (a veces elegante y muchas otras veces gratuito), el fetichismo, el voyeurismo, el sadismo, las atmósferas oníricas y surrealistas (rayando en lo absurdo), los ambientes claustrofóbicos, los ángulos imposibles, las imágenes borrosas y desenfocadas, la improvisación (influencia del jazz dicen unos, consecuencias de la premura y falta de preparación dicen otros), el aspecto amateur y caótico de sus obras, y esa percepción alterada de la realidad (a veces se nota cierto halo de LSD) hacen que caigamos rendidos a sus pies una y otra vez.
“Las vampiras”, de 1970, es una de sus obras más admiradas. Su título en el extranjero fue algo más sugerente :“Vampyros Lesbos”, pero en España, por temas de censura, se le cambió el nombre además de cortar todos los desnudos y escenas de sexo, mutilando así la película, algo que ocurrió con muchísimas de sus obras, que presentan minutajes y títulos diferentes dependiendo del país del que proviene la copia. Este film es una inversión del mito del Conde Drácula: las protagonistas son mujeres y la acción transcurre a plena luz del día en un ambiente playero de costa mediterránea. Soledad Miranda ofrece una interpretación magnética, espectacular (esas escenas en las que seduce a un maniquí no tienen precio) mientras que las imágenes nos sumergen en un ambiente hipnótico y delirante. Los toques habituales de erotismo están ahí, pero con buen gusto, sin chabacanería, al contrario de lo que ocurre en otras de sus obras, donde la proliferación de tetas, culos y coños no aportan nada, como fue el caso de “Female Vampire” de 1973 y tantas otras. La banda sonora también es digna de mencionar, a veces muy 70's, hippiosa, psicodélica, fumeta, pero otras veces inquietante (como esas voces reproducidas al revés y que van acelerándose poco a poco).
Otra película fascinante, aunque se la considera una obra menor, es “Virgen entre los muertos vivientes ” de 1971, que en otros paises se conoció con el fabuloso título de “Cristina, princesa del erotismo”. A pesar del título no hay zombies ni sangre ni coitos salvajes sino que aquí el tema se mueve por unos derroteros bastante más perturbadores. Esta obra es un delirio absoluto, una locura total, una pesadilla surrealista y lisérgica en la que no sabes qué es real y qué es imaginado, donde la realidad abre grietas invisibles a través de las cuales los personajes se deslizan hacia la paranoia y lo desconocido. Dominan las imágenes retorcidas, oscuras y psicodélicas, acompañadas de una música macabra y desquiciante y una interpretación que es para descojonarse: los actores parece que no sepan muy bien lo que están haciendo, no mueven un puto músculo de la cara ni muestran ningún atisbo de emoción, pero lo bordan, con un Jesús que hace el papel de mayordomo tarado y está que se sale, con Christina Von Blanc y el resto de macizas enseñando generosamente su anatomía, con un grandísimo Howard Vernon que no se sabe bien si estaba borracho o si es que era así realmente... Es un ejercicio de estilo extravagante e hipnótico, una obra macabra, salvaje, delirante, loca, transgrediendo las fronteras del género de terror para adentrarse en terrenos más cercanos al surrealismo. Ah, y es muy divertida.
Jesús Franco también revisó algunos clásicos del cine de terror a través de su personal óptica y creó algunas obras interesantes: en 1971 apareció “El Conde Drácula”, una película para la que contó con algo más de presupuesto y para la que adoptó un enfoque más serio, convencional y clásico, cercano al de las obras clásicas de la Hammer y apartándose un poco de los extravagantes títulos que había ofrecido hasta la fecha. De hecho, esta es una película de terror que se puede enmarcar dentro de los cánones clásicos del género aunque siempre con la aportación personal del tío Jess, eso sí, más comedido que en otras ocasiones. La protagonizan ni más ni menos que Christopher Lee y Klaus Kinski: sólo por eso ya vale la pena verla, ahí están esos dos pedazos de actores ofreciendo una interpretación crepuscular, con aire ausente, como si la cosa no fuese con ellos, y eso le da un encanto muy especial y decadente.
En 1972 filmó “La maldición de Frankenstein”, esta vez con la intención de revisar la obra de Mary Shelley y las diversas películas que existían hasta la fecha. Esta fue una película distinta a la de “Drácula”: ya no sigue los cánones clásicos y volvemos a encontrar a un Franco más atrevido y rompedor, dándole a la obra un enfoque más sexual y pervertido. En algunos paises la película se tituló “Los ritos eróticos de Frankenstein” y duraba más que la copia española ya que aquí se censuraron todos los desnudos y las escenas sexuales (algunas de ellas con Frankenstein en plena faena son impagables), así que la versión española es más light pero conserva gran parte de su encanto. Una vez más, atmósferas oscuras, claustrofóbicas, planos desenfocados y medio borrosos, guión demencial, aire amateur y semi-improvisado, imágenes macabras e inquietantes, y con el debut de la sugerente Lina Romay, la musa de Jesús que aparecería en muchas de sus películas.
Jesús Franco filmó otras películas interesantes como “Gritos en la noche”, “Succubus/Necronomicon”, “Eugenie” y algunas más que vale la pena revisitar pero de las que no hablaré aquí para no extenderme demasiado. En definitiva, un clásico del cine europeo más bizarro y rompedor.
MORPHINE
Morphine fue una banda creada por Mark Sandman (bajo) y Dana Colley (saxo) en Cambridge (EE. UU) en el año 1989, más tarde incorporaron a Jerome Deupree (batería) para dar la forma definitiva de trío. Eran músicos peculiares como demuestra Mark con su bajo eléctrico de dos cuerdas que normalmente estaban afinadas para dar la misma nota, y también músicos excelentes como vemos con Colley, que no solo toca un saxofón barítono, sino también soprano,tenor y bajo (inclusive tocando dos al mismo tiempo). Morphine graba su álbum de debut Good en 1992. Hasta entonces nunca se había dado una paleta de colores musicales donde conviviera el jazz y el rock sonando de una manera tan sencilla y natural. Ningún estilo predomina claramente sobre los demás y esto los dejó navegando entre dos aguas, demasiado rock para los jazzeros elitistas y mucho jazz para el rockero de base. Así, como niños maltratados, fueron adoptados por el ámbito de la música alternativa (indie-rock) donde obtuvieron su mejor acogida. Good, a parte de mostrar todas estas dos influencias también reflejaba la parte más oscura del legado del blues, esto cambiaría con su continuación de 1993 Cure fo Pain, donde el pop empieza a tener más representación y el ambiente oscuro hace una pausa que retomarían en posteriores trabajos. En los créditos de este disco nos encontramos con dos baterías , Deupree y Billy Conway, este último conocido de Sandman cuando tocaba en su grupo Threat Her Right. Aunque Jerome toca la mayoría de los temas del disco sería Conway el que continuaría como miembro más estable de la formación.
Después de estas dos obras maestras, editarían Yes (1995) y Like Swimming (1997), que siguen la estela de los trabajos anteriores pero sin llegar a la calidad de los mismos. Como curiosidad optaron a un premio grammy por el video musical del single "Early to Bed" perteneciente a Like Swimming.
Pero la tragedia sobrevino al grupo en 1999, al poco de acabar la grabación de su último álbum de estudio y en una actuación del festival Nel Nome del Rock (Italia), Mark Sandman sufre un ataque al corazón que le provoca la muerte y acaba con las aventuras y desventuras de Morphine, que anunciaron su disolución. A pesar del definitivo contratiempo editaron el póstumo trabajo de estudio en el año 2000 con el nombre de The Night. No solo es un disco enorme, es una de sus mejores obras y una evolución en su personalísimo estilo: retoman el sonido oscuro de sus inicios y arropan las composiciones con un marcado carácter cinematográfico.
Morphine - Early To Bed
domingo, 21 de diciembre de 2008
BARRY ADAMSON - Back to the Cat (2008)
Barry Adamson ex bajista de Nick Cave, Magazine y Visage después de abandonar Mute Records montó su propia compañía, Central Control International, donde ha editado su último trabajo que compone, interpreta y produce ( y me parece que hay pocas cosas más que hacer). Back to the Cat es uno de los pocos discos actuales que evoca recuerdos del glamour y la camaradería que exhibía la música en el pasado según él mismo nos cuenta: “todos esos discos que siempre me fascinaron, los clásicos del jazz de los años 50 en los que se utilizaba la palabra 'cat' para referirse a los músicos enrollados, a los colegas que compartían escenario nocturno en el club contigo".
Dentro de sus influencias extramusicales se encuentra sobre todo el cine y en especial el cine negro y en las exclusivamente musicales entraría el Jazz, el soul, funk, la canción de autor ( Serge Gainsbourg ,Jacques Brel), la música cinematográfica ( con Morricone y Bernard Herrmann entre sus favoritos) o el rock , del que comenta “que todas las músicas de raíces negras terminan convergiendo en el rock” y dando cuenta de su admiración por The Rolling Stones por su sonido negroide tan convincente.
Back to the Cat nos envuelve en un aureola cabaretiana de sofisticación premeditada y ciertamente acaramelada. Los temas resultan lo suficientemente pegajosos para que no nos desentendamos de ellos, de hecho, pienso que es lo mejor que ha escrito nunca. Son una colección de hits de regusto antiguo pero también con un sabor contemporáneo, esas canciones que deberían estar radiando sin parar hasta convertirse en un clásico para las futuras generaciones. Ah, hoy por hoy esto no es más que una quimera y un espejismo de tiempos pasados.
Barry Adamson - Straight 'til Sunrise
lunes, 15 de diciembre de 2008
Premature Ejaculation
Rozz Williams fue principalmente conocido por su trabajo con el grupo de rock gótico Christian Death. Pero Rozz también tenía otra faceta mucho menos popular y mucho más difícil de asimilar: se llamaba Premature Ejaculation, y fue uno de los proyectos más fascinantes dentro del ruidismo y el ambient más oscuro de los años 80 y 90.
Premature Ejaculation nació en 1981 como un proyecto multimedia formado por Rozz Williams y Ron Athey y que combinaba sonido e imagen: su música bebía del ruidismo industrial clásico (Throbbing Gristle, SPK, Non, Whitehouse, Maurizio Bianchi) y lo combinaban con oleadas de drones obsesivos, loops hipnóticos, dark ambient y técnicas de collage sonoro. A nivel visual, sus performances recogían la herencia del Accionismo Vienés y de Coum Transmissions, e incluían proyecciones en directo de todo tipo de imágenes impactantes (principalmente material médico) así como acciones físicas (carne, animales muertos en el escenario), cosa que provocó que sus espectáculos fuesen prohibidos en la zona de Los Angeles debido a su naturaleza tan extrema y por la temática “tabú” que se exhibía en ellos. El diseño de sus discos, cassettes y posters siempre fue a juego con la propuesta del grupo: imaginería mórbida, portadas inquietantes, oscuras, macabras, con abundantes ilustraciones médicas de cuerpos heridos y deformados y demás imágenes perturbadoras. La ambigüedad también fue una de las armas utilizadas por Premature Ejaculation a la hora de atacar a la sociedad americana contemporánea: recurrieron habitualmente a collages e ilustraciones que mezclaban la estética nazi, imágenes de Mickey Mouse, dólares, pornografía, políticos y actores norteamericanos, campos de concentración, estereotipos de la publicidad, etc. El grupo grabó diversos cassettes en la primera mitad de los 80, entre ellos “P.E. 1”, “P.E. 2” o “Living Monstrosities”, editados por el sello de cassettes avant-garde “Happiest tapes on earth”. El grupo aquí ya mostraba las bases de su sonido: un enfoque primitivo y experimental, ruido, loops, samples, atmósferas abrasivas, manipulación de sonidos...
Alrededor de 1985 Ron Athey abandonó Premature Ejaculation pero entró alguien que fue fundamental para la grabación de los siguientes álbumes: Chuck Collison, responsable del sello “Happiest tapes on earth”. Esta formación (Williams-Collison) grabó las obras más interesantes del grupo. El sonido del duo pasó a ser más estructurado, menos lo-fi, mostrando más matices y texturas. Muestra de los primeros frutos de esta colaboración es el cassette “Death Cultures” de 1987. Dos años después, en 1989, aparece “Assertive Discipline”, uno de sus discos clave. En esta obra Premature Ejaculation elaboran una perfecta banda sonora para nuestras peores pesadillas y nuestros miedos más irracionales. Abundan los drones profundos, absorbentes, densos, el dark ambient, los sonidos chirriantes y desagradables, los loops enfermizos y amenazadores, los samples tomados de documentales, noticias y películas y que muestran a gente hablando de enfermedades, miedo, muerte, las grabaciones reales de psicópatas, perturbados mentales y pederastas, conversaciones casi inaudibles pero inquietantes, gente gritando, insultando, llorando... La técnica del collage es fundamental en este disco: las canciones no son masas improvisadas de ruido sino que estaban planificadas, tenían una estructura, y la acumulación y yuxtaposición de elementos sonoros siempre tenía un fin y una intención muy definidas. Todo un apocalíptico collage sonoro que nos muestra la parte más enferma y degenerada de nuestra sociedad, nuestros instintos más perversos, nuestros secretos más inconfesables, el dolor, el miedo, la violencia, el asco, la miseria, la soledad, el abandono, el odio, la humillación. Un disco que, escuchado en las condiciones óptimas, puede llegar a alterar al oyente tanto a nivel físico como psicológico. Posteriores álbumes como “Anesthesia” (1992), “Necessary Discomforts” (1993) o “Estimating the Time of Death” (1994) continuaron profundizando en esta onda, liberando demonios interiores y sacando a la luz lo peor y lo más oscuro del ser humano. Música horrible, desagradable, sombría, sucia, obscena. Es el trauma sin catarsis posible. El callejón sin salida que nos aboca a la desesperación.
La última obra de Premature Ejaculation fue el doble cd “Wound of Exit”, de 1998. Chuck Collison había abandonado el proyecto y fue sustituido por Paris, que ya había colaborado con Rozz en el grupo Shadow Project. Este disco es mucho más sucio, directo y abrasivo que las anteriores obras grabadas por el duo Williams-Collison. Atrás quedaron los collages sonoros y en cambio lo que nos encontramos son una serie de piezas bastante más ruidosas y cercanas a sonoridades industriales, con loops repetitivos, obsesivos y desquiciantes, un sonido electrónico más agresivo y una atmósfera densa e impenetrable.
“Wound of Exit” es la grabación que cierra una extensa y difícil discografía, que cuenta con unos cuantos más discos y cassettes además de los comentados en este artículo. El legado de Premature Ejaculation es un reflejo de nuestros abismos interiores, un catalizador de emociones negativas, un espejo deformado que nos devuelve irreconocibles imágenes de nuestro propio rostro, una música que saca a la luz nuestros peores miedos, todo eso que está sumergido en nuestro subconsciente y que, aunque intentamos esconder, sabemos que está ahí, esperándonos. De nada sirve esconder la suciedad debajo de la alfombra después de barrer: la porquería sigue ahí, aunque no la veamos, y su presencia nos obsesiona sin remedio.
Rozz Williams se suicidó en abril de 1998.
LOS HERMANOS QUAY
Desde su primer cortometraje (Nocturna Artificialia, 1979) los gemelos Quay controlan metódicamente todo el proceso de realización de sus filmes, desde la construcción de los personajes hasta los cuidados decorados, su obsesión por los detalles explica su escueta producción, apenas unos cortos, dos largometrajes (de escaso interés) y varios videoclips que mantienen un nivel de complejidad asombroso hoy en día.
Admiradores de la cantera de animadores checoslovaca (en especial de Jan Svankmajer) conjugan, al contrario que esta, la crudeza hermética de sus argumentos con la carga poética que destila y palpita en la pausa ceremonial de cada uno de sus fotogramas. Sus referencias literarias (Beckett, Ionesco, Artaud) dan buena cuenta de lo enrevesado y fascinante de sus historias.
Allí deambulan maquinarias elípticas por lúgubres pasillos o tratados de anatomía en habitaciones torcidas donde duermen personajes que actúan como vagabundos de la ficción... carne y óxido .
Street of Crocodiles (1986) es sin duda su obra cumbre, crearon un universo inédito hasta entonces en la animación americana, armados de paciencia los gemelos Quay abrieron para el drama y la narración la posibilidad de prescindir de las unidades clásicas de tiempo, lugar y argumento, en orden a enfocar la animación con muñecos para explorar la condición humana hasta sus últimas consecuencias.
viernes, 5 de diciembre de 2008
GRINDERMAN
Nick Cave vuelve a recargar sus cartuchos ¡y de que manera!. Un escopetazo entre ceja y ceja nos ha colado con su proyecto alternativo Grinderman , que se puede traducir aproximadamente como “tocapelotas”, así vemos al monito de portada con una actitud más que aclaradora. El sonido de este trabajo de título homónimo editado en 2007 es todo un balazo de blues-rock-punk macarra, obsesivo y enfermizo que recuerda a sus inicios con The Birthday Party pero mucho más certero. No es un proyecto menor , e incluso a mi parecer supera con creces su último trabajo con los Bad Seeds (Dig, Lazarus, Dig!!!). Estrenó look con su mostacho del lejano oeste (cuántos hemos pensado “yo también me lo voy a dejar así”), con aspecto de jefe de cuatreros asaltando viejas locomotoras . Lo que podría parecer a primera instancia solo un divertimento de poco calado acabó siendo un trabajo más que notable. Se nota que disfruta como un niño junto con su colega Warren Ellis (que hace un stop con su famoso violín) y uno se imagina dentro de esa habitación que ocupa el centro de la edición en vinilo , con Cave sentado en un amplificador con el micrófono en mano, Warren sentado en una postura yoguista con un instrumento exótico que distorsiona con un montón de pedales , Jim Sclavunos sin baquetas en la manos pero con un par de cachivaches que parece vaya ha hacer el golpe definitivo a la batería y Martyn Casey con su bajo flipando con una gafas de sol en una habitación escasamente iluminada y de un acentuado color rojizo infernal. Solo faltan las cervezas, las revistas porno y el último botín del atraco al banco que supongo quedarían fuera del campo visual.
Grinderman - Electric Alice