jueves, 11 de marzo de 2010
Plotkin / Gutzeit: "Mosquito Dream" (1999)
MÚSICA PARA ASTRONAUTAS MUERTOS Y SATÉLITES ABANDONADOS
Hay veces que los astronautas salen de su nave al espacio exterior y sólo les une un cable. No sé lo que sentiría esta persona si se rompiese el cable y se perdiera en el espacio, gravitando sin rumbo hasta morir debido a la falta de oxígeno, pero estoy seguro que los sonidos que acompañarían esa muerte serían bastante parecidos a los que se escuchan en este disco.
“Mosquito Dream” nació fruto del trabajo que entre 1994 y 1998 realizaron James Plotkin y Brent Gutzeit. El primero grabó una serie de experimentos ambientales con su guitarra (“Guitar Deconstructions” tal y como reza el subtítulo del disco) y le envió sus temas al segundo, quien los manipulaba y deformaba a su gusto con su grabadora de cuatro pistas y su colección de instrumentos electrónicos artesanos hechos a mano para después devolvérselos a Plotkin, que les daba otra vuelta de tuerca y se los volvía a enviar a Gutzeit, que remataba el asunto. Así pues las piezas del disco se iban alejando cada vez más de su punto de partida en este proceso de construir y destruir, tomando caminos imprevisibles y rompiendo guiones pre-establecidos, dando como resultado una música en la que, al igual que ocurre con Main, es difícil identificar los sonidos de guitarra a pesar de que éste fue el instrumento principal. Este trabajo de deconstrucción fue transformando paulatinamente las diversas composiciones que conforman este “Mosquito Dream”, una pequeña joya desconocida del género ambient/drone aislacionista, comparable a Main, Lull, Thomas Köner y similares artistas.
Inquietantes sonidos que oscilan en el horizonte y aumentan y disminuyen de intensidad casi sin que nos demos cuenta, como una nana destinada a provocarnos pesadillas. Sonoridades subterráneas y ecos sepultados bajo sutiles andanadas electrónicas que suenan como estaciones de tren abandonadas. Olas de feedback de baja frecuencia en las que parece que no ocurra nada pero si escuchas con atención ves que hay vida. Las oníricas composiciones nos sumergen en abismos oceánicos (se recomienda traje de buzo preparado para sobrevivir a bajas presiones) y a veces nos transportan a paisajes espaciales muertos y vacíos (con traje hermético de astronauta si es posible). En ocasiones escucho el disco y me da la impresión que los sonidos me alcanzan el inconsciente, como si además de lo que escucho por mis oídos hubiese algo más, una especie de sub-sonidos o frecuencias ocultas que no percibo de manera consciente pero que me afectan a los sentidos de manera subliminal. O igual es que se me va mucho la cabeza.
Su música es oscura pero en absoluto apocalíptica ni asfixiante, al contrario, hay mucho espacio para respirar e incluso llega a alcanzar momentos de belleza considerables, ideal para contemplar el cielo en las calurosas noches de verano.
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