Para volverse loco, psicodelia noise con base rítmica tribal que no por ello deja de frecuentar visitas al club de baile de ciudad. La voz es de Daniel Martin-McCormick, aunque parezca más la cantante de un grupo de riot grrrl sufriendo desvaríos hormonales. La capa de sonido te atrapa en una espiral de mugre, hipnotismo y efusión incontrolada. No importa que la vida sea una mierda, me ensucio, y con ella encima, mis impulsos me hacen saltar y vibrar. El resultado de una genética trasnochadora.
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