Una reseña escrita por Kawalero.
Toda una tropelía desde el contenido noise-rock hasta esa portada tan particularmente desagradable (en su onda, vamos). Se genera un vicio insano con esa suciedad de guitarras y la percusión a veces medio tribal, un reflejo de un hogar perdido en alguna montaña nevada donde encontramos confort del tremendo frío exterior dentro de una destartalada cabaña, llena de suciedad por todas partes, recibiéndonos nuestro chucho piojoso entre un hedor que hemos hecho nuestro. Nos recostamos y sonreímos con nuestros cuatro dientes sucios, al fin y al cabo mejor aquí que fuera, un hogar es un hogar.
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