En estos tiempos tan extremos en que
vivimos es necesario que aparezcan propuestas artísticas
extremas. De que estamos en guerra (provocada por distantes y ocultos
intereses políticos y económicos) no hay ninguna duda.
De que nuestra sociedad ha entrado en un profundo estado de
decadencia y pérdida de valores tampoco hay discusión.
Este zeitgeist ha sido perfectamente interpretado por Brethren, uno
de los proyectos más interesantes de la escena Power
Eletronics norteamericana de la última década. Con tan sólo
tres cd's a su espalda (“Within Death You Will Be Free” en 2003,
“Savage Inequalities” en 2005 y el más reciente “Alienated
and radicalized” en 2012), el grupo liderado por David Rodgers se
ha establecido como una de las propuestas más polémicas,
extremas y transgresoras del momento.
Musicalmente Brethren se mueven a la
perfección entre el ruidismo industrial y el Power Electronics
más old-school, construyendo muros impenetrables de ruido,
sonidos ultra-saturados y chirriantes, loops mecánicos y
deshumanizados, atmósfera caótica e irrespirable, y con
unas voces marca de la casa que transmiten una agresividad y
violencia absolutamente intimidatoria. Esas voces y ese sonido tan
sucio y brutal forman una unidad inseparable de terrorismo sonoro
comparable al de clásicos como Whitehouse, Ramleh, Sutcliffe
Jügend, Con-dom o The Grey Wolves. Una propuesta necesaria,
arriesgada y valiente que no acepta compromiso alguno y que indaga
hasta el fondo en cuestiones delicadas y muchas veces silenciadas por
la sociedad bienpensante.
A diferencia de otros grupos de su
género, que optan por temáticas más macabras y
degeneradas, Brethren optaron por una postura absolutamente seria y
muy comprometida políticamente en sus letras, cuya posición
absolutamente extrema e intolerante ha llegado a incomodar a mucha
gente, acostumbrada a letras más políticamente
correctas. David Rodgers vomita sus letras con una convicción
y una violencia que muy pocos vocalistas de este género han
igualado, y eso es lo que hace más terrorífica su
propuesta: al oir esas voces uno siente que Rodgers realmente cree
palabra por palabra lo que está diciendo, por muy terrible que
sea. Sus gritos, insultos y exabruptos son escupidos como si se
tratase un perro rabioso, transmitiéndonos un pútrido
aliento de misantropía, alienación, odio y asco
absoluto hacia la sociedad en que vivimos, sus falsos valores y sus
salvajes desigualdades.
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