Hay gente para la que Sleep fue una
auténtica religión en su momento. Tras su disolución
y diversos años de travesía en el desierto, la
aparición de Om y su “Variations on a theme” en 2004 fue
todo un regalo y una bendición. Nuestros adorados Al Cisneros
y Chris Hakius (la base rítmica de Sleep) seguían
forjando riffs humeantes en busca del trance a través de las
repeticiones obsesivas que caracterizaban esa obra maestra que fue
“Dopesmoker”, pero esta vez lo hacían sin guitarra, en un
ejercicio en plan más difícil todavía. Tanto ese
disco como el segundo, “Conference of the birds” (2006) seguían
las directrices marcadas por Sleep pero desde una perspectiva nueva y
original, trabajando grooves hipnóticos con su espartana
estructura de batería-bajo-voz, aunque manteniendo los
poderosísimos riffs y el cálido fuzz que caracterizaba
a su anterior grupo.
Con la edición de “Pilgrimage”
en 2007 pudimos entrever que el dúo empezaba a cambiar y a
añadir elementos psicodélicos, partes más
tranquilas sin distorsión (que ejercían de contraste
con los segmentos rebosantes de fuzz y los grooves más densos)
y cierto aire religioso llegado de los paises árabes. Om
seguían en su peculiar peregrinaje y nos ofrecían su
particular versión del stoner pasado por el filtro del dub y
la música ritual.
Cuando Chris Hakius abandonó el
grupo y fue sustituido por Emil Amos, algunos pensamos que la química
establecida entre Cisneros y Hakius durante tantos años podía
desaparecer, pero todos nuestros temores estaban infundados ya que la
nueva formación de Om nos sorprendió en 2009 con “God
is good”, un disco que ofrecía un nuevo sonido basado en los
tres discos anteriores pero evolucionando sin miedo y añadiendo
más psicodelia y elementos étnicos provenientes de
oriente (la influencia de la historia, cultura y religión en
Israel se va agudizando). El tandem formado por Cisneros y Amos no
tiene nada que envidiar a la anterior formación del grupo, ya
que la riqueza percusiva incorporada por Amos hizo que el horizonte
sonoro de Om se ampliase considerablemente absorbiendo influencias
nuevas. “God is good” fue un album de transición en el que
se despojaron de sus ropajes antiguos y empezaron a cambiar la piel y
a ofrecer una nueva dimensión a su sonido en vez de acomodarse
a la fórmula que ya conocían bien y que su público
podía identificar fácilmente.
Y ya en 2012 apareció su nuevo
trabajo, titulado “Advaitic songs”, un disco cada vez más
lejos de su sonido inicial y que profundiza todavía más
en los elementos étnicos, en la world music, en la búsqueda
del misticismo y en las influencias llegadas del lejano oriente.
Atrás quedaron los riffs densos y pesados (tan solo en “State
of non-return” se percibe el músculo que el dúo
exhibía antaño), ahora lo que predomina es la
atmósfera, los drones meditativos, la belleza subyugante y
misteriosa del desierto, las estructuras riquísimas en sonidos
y el ambiente árabe que empapa esos grooves elegantes,
complejos e hipnóticos, más cercanos al rock progresivo
que al stoner. El despliegue instrumental es una de las cosas que más
llama la atención del disco (algo que ya habían
iniciado en su anterior obra “God is good”): además de los
omnipresentes bajo y batería esta vez han incluido piano,
cello, flauta, tabla india, sítar, guitarras y un espectacular
arsenal percusivo, ofreciendo así una profundidad y variedad
en el sonido nunca vista hasta ahora en sus anteriores trabajos. El
sonido es mucho más calmado y psicodélico que en sus
anteriores obras: ya casi no hay distorsión ni fuzz, ahora lo
que predomina son los ritmos hipnóticos que fluyen de forma
libre y orgánica y los drones expansivos que envuelven al
oyente. Es un enfoque increiblemente creativo e imaginativo, siempre
con el objetivo de la búsqueda del trance y la trascendencia,
uno de los leit-motifs del grupo desde sus inicios y en lo que nunca
han cambiado. Om eran conscientes de que su propuesta sonora se les
estaba quedando pequeña y que las dos opciones que tenían
eran seguir repitiendo el mismo disco una y otra vez o bien expandir
su paleta sonora y buscar nuevas direcciones, y han decidido tomar la
ruta más difícil y arriesgada, pero en nuestra opinión
la más satisfactoria, ya que el dúo está
creciendo a pasos de gigante y nos ha ofrecido un disco de una
madurez incontestable y que sin duda se convertirá en un
clásico.
Para muchos su obra maestra, para otros
una traición y el abandono de sus raices y su antiguo sonido.
Nosotros lo tenemos claro. A ti te toca elegir.