jueves, 26 de febrero de 2009
MAZZY STAR - Among My Swan ( 1996 )
Los protagonistas de Mazzy Star son por una parte el guitarrista Dave Robback, que empezó su andadura musical a principios de los ochenta con los fabulosos Rain Parade y formó con Kendra Smith ( The Dream Syndicate ) el grupo Opal (ya habían colaborado anteriormente en un proyecto denominado Rainy Day ) y por otra parte la cantante Hope Sandoval, de la cual se quedó tan prendado Robback cuando la oyó cantar que pasó olímpicamente de kendra a partir de entonces. Pude ser algo reprochable, pero escuchando ( y viendo ) la inocencia, sensualidad y calor reconfortante que desprende su voz es muy difícil no caer en la tentación ( la última por lo menos ).
Among My Swan cierra la trilogía que empezaron con She Hangs Brightly en 1990 y mejoran la propuesta de pop-rock lánguido y oscuro que desarrollaron en su segundo trabajo So Tonight That I Might See ( 1993 ). Las canciones mantienen la aureola misteriosa e incorporan un cierto misticismo iluminador, menos ambientales y oscuras pero más concretas. Siguen siendo solitarias pero llenas de una belleza interior que se descubre con el paso del tiempo ( el patito feo se convierte en cisne ).
lunes, 16 de febrero de 2009
Fernalia: Eroaleak
“Eroaleak” es el debut discográfico de Fernalia, un dúo de Azpeitia (Gipuzkoa) cuyos miembros militaron en bandas clave de la escena euskaldún más arriesgada como Akauzazte o Autoa.
Fernalia es un grupo de raigambre industrial pero que, a diferencia de otros grupos del mismo género, no renuncia a la melodía. Su dinámica se basa en la tensión producida por el choque entre melodía y brutalidad, belleza y violencia, silencio y ruido, elementos que son una de las constantes de este “Eroaleak”.
Grabado en 2008 en el Matadero de Azkoitia, el disco combina sonidos graves, densos, crepitantes y estruendosos con guitarras corrosivas, afiladas y cortantes como un bisturí desgarrando tejido nervioso. La omnipresente caja de ritmos (heredera de Godflesh y Big Black) suena cruda, fría e inmisericorde, como un despiadado yunque que martillea nuestros sentidos con precisión metronómica. Los también vascos Gutural intentaron algo similar en los años 90 en su mítica demo “Visionario”, con admirable resultado, aunque su enfoque daba prioridad a la fuerza bruta en detrimento de la melodía, un aspecto que, por el contrario, no descuida Fernalia.
Abre el disco “Ekaitza badoa”: con este tema la maquinaria metálico-ruidista se pone en funcionamiento haciendo rodar la precisa estructura mecánica sobre un espeso manto de guitarras discordantes. A través de los resquicios del robusto muro sónico se asoma una voz frágil y quebradiza cuyas delicadas inflexiones recuerdan al Justin Broadrick más shoegazer que conocimos en Jesu.
Los beats dislocados de “Iragarki laburrak” conforman un nucleo correoso, retorcido y espasmódico cual nido de serpientes. Lo que en un principio parecía un infecto amasijo de ruido nos conduce por sorpresa a un tenso pasaje de misteriosa beldad elaborado a base de guitarras limpias y cristalinas (similares a Slint o Tarentel) para después volver al lugar de salida y culminar en plena explosión de distorsión, estructuras angulares y ritmo sincopado.
Algo similar ocurre en “Zena”: los riffs lentos, monolíticos y asfixiantes (una especie de apocalíptico stoner-industrial) desembocan en un espejismo sonoro de belleza glacial en el que otra vez las guitarras ejecutan en solitario hermosos desarrollos armónicos sostenidos. La opresiva atmósfera del inicio contrasta con la etérea y esperanzadora luminosidad que se plantea en la segunda mitad del tema.
“Autolobotomia” escupe de inicio fuego y electricidad. Sus ritmos lacerantes y obsesivos se van metamorfoseando hasta llegar a un final amenazante, onírico e irreal, ofreciendo otra muestra del carácter dinámico de estas composiciones.
“Morsen diozut” es una cacofónica orgía de beats convulsos y guitarras que aúllan y chirrían. El final, inmenso, es una andanada aplastante de olas deformes de feedback y ruido mientras buceamos en un pozo de alquitrán caliente y viscoso.
La incesante pulsión rítmica de “Alegoritmoa” sirve de base a unas texturas sonoras que planean con aire melancólico en vuelo onírico sobre un agujero negro de ruido. Guitarras y teclados serpentean sinuosamente y se entrelazan en pleno vuelo mientras latigazos eléctricos fustigan armonías de extraña hermosura y belleza extática.
Así, al igual que ciertos elementos son conductores de electricidad o calor (“Eroaleak”), estas composiciones transmiten su energía y vibración mientras forman un bucle infinito de retroalimentación eléctrica y emocional que une polos opuestos y sensaciones encontradas ad infinitum, mientras nuestros sentidos náufragos navegan en un océano de hierros oxidados, vigas deformadas, bidones herrumbrosos, alambre de espino y barriles de gasolina ardiendo.
domingo, 8 de febrero de 2009
LOS CARNÍVOROS. Peter Milligan y Dean Ormston.
Cómic editado originalmente en el año 1995 por DC y en agosto de 1997 por Norma Editorial en su serie Vértigo nº 11.Como reza en la contraportada “Los Quill podrían pasar por una familia como cualquier otra, pero tiene unos hábitos alimenticios ligeramente peculiares: comen carne humana.”. Partiendo de este argumento el guionista Peter Milligan y el dibujante Dean Ormston nos retrata una historia corrosiva, cínica y sobre todo crítica con el modo de vida americano.
Empezamos en una lujosa mansión con la hija de los Quill (cuyos padres ultraconservadores no ven con buenos ojos ninguna relación) en pleno proceso hormonal de búsqueda de apareamiento, desde la primera página nos retrata el árbol genealógico de su abuelo que se enriqueció con un invento tan digno como lo del chupa-chup, mientras su familia solo le preocupa la raza de su nuevo amiguito y el sabor que tendrá. Nos parodia la iniciativa americana de enriquecerse fácilmente de cualquier cosa y los sentimientos racistas de los mismos. En las sucesivas páginas nos encontraremos referencias al excelso placer de comer carne de los americanos, al conservadurismo religioso, a la práctica de la doble moral y un sinfín más de prácticas perniciosas para el sentido común.
Este ritmo de ironía fina la acompaña con guiños a autores o sucesos históricos (Churchill, el caballo de troya) de la mano principalmente del hijo de los Quill, en plena pubertad, el más inteligente de todos y que completa el prototipo ideal de familia nuclear base del modelo americano ( y mundial prácticamente). Los personajes secundarios a la familia cumplen su función de reflejar los modelos estándar de ciudadanos y son a su vez las víctimas de esta familia carnívora. Que aproveche.
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