miércoles, 4 de marzo de 2009
Mick Harris / Martyn Bates: Murder Ballads
El género de las “Murder Ballads” (consistente en la narración poética de crímenes escabrosos) tiene su origen en países como Inglaterra o Escocia hacia el siglo 16 y tuvo gran repercusión en los siglos 18 y 19. También fue exportado a los Estados Unidos, donde arraigó rápidamente. Las truculentas y morbosas historias no tenían un origen culto y literario sino que provenían de la tradición oral, del folklore y la imaginería popular, y surgían de los estratos bajos de la sociedad, donde se escuchaban con fervor religioso. Las historias han venido cantándose y contándose a través de los siglos, afectando a su estructura pero no a su fondo. Así pues, comprobamos que la fascinación por lo peligroso, por lo ilegal, la sed de sangre, muerte y morbo no es algo que pertenezca en exclusiva a nuestra época sino que es algo que ha fascinado a los humanos durante siglos. La muerte, y en especial la muerte violenta, es algo que simultáneamente perturba y fascina a nuestra psique.
Mick Harris y Martyn Bates decidieron re-visitar este género desde una perspectiva experimental post-moderna y editaron tres discos bajo el título común de “Murder Ballads”: primero grabaron “Drift” en 1994, “Passages” en 1997 y finalmente “Incest songs” en 1998, todos ellos a través del sello italiano Música Máxima Magnética y más tarde re-editados en un triple cd por Invisible Records.
A lo largo de esta trilogía, Mick Harris crea un fondo sonoro basado en drones profundos, glaciales, hipnóticos, desoladores, auténticas oleadas amorfas de electricidad que aparecen y desaparecen orbitando alrededor de un agujero negro, dejando espacio para el silencio y el vacío metafísico. Las referencias a su otro proyecto Lull son inevitables, así como los ecos de Main, Lustmord, Steve Roach o los momentos más atmosféricos y minimalistas de Maurizio Bianchi.
Sobre esta inmensa estructura sónica, Martyn Bates entona melodías basadas en el folk tradicional británico e hipnotiza al oyente con su claro, delicado y hermoso hilo de voz mientras va desgranando sus historias: novios matando a sus prometidas (“The death of Polly” y “The murder of Maria Marten”), infanticidio (“Long Lankin” y “The cruel mother”), relaciones incestuosas que terminan en muerte (“Lucy Wan” y “Sheath and knife”) y todo tipo de pasiones desbordadas, tentaciones fatales, almas atormentadas, sangre, cuchillos, lágrimas, cuerpos enterrados, personajes perseguidos que se ven obligados a auto-exiliarse, miedos ocultos, secretos inconfesables, amargura, crueldad, la obsesión por el pecado, la expiación, el remordimiento... Toda una galería de personajes y situaciones provenientes de la tradición popular y del inconsciente colectivo.
El efecto que producen estas extensas composiciones (entre 12 y 17 minutos de duración cada una) es terrible y hermoso al mismo tiempo: la música es increíblemente oscura y las historias que se cuentan son perturbadoras, pero al mismo tiempo el dúo Harris-Bates construye con afán artesanal una bellísima y narcótica atmósfera, repleta de sugerentes imágenes, ecos, resonancias ancestrales, reminiscencias medievales y vestigios atávicos, uniendo tradiciones culturales lejanas en el tiempo (isolationism, ambient, folk) y creando un nicho que muy pocos hasta ahora se han atrevido a frecuentar.
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