martes, 23 de junio de 2009
YO LA TENGO -> Electr-o-Pura (1995)
Describamos este trabajo siguiendo el ciclo de la toma de una aspirina efervescente:
Primero observamos la caja, haciendo una ligera presión obtenemos la solución redonda de nuestros alivios. Dejamos caer nuestro mini-cilindro prácticamente bidimensional en su medio natural para su correcta administración. Escuchamos con fascinación las ondas efervescentes / eléctricas que llegan a nuestro oído y finalmente la sensación de calma que nos produce su total consumición.
De esta manera uno de los mejores grupos “alternativos” del rock norteamericano, Yo La Tengo, consigue uno de sus mejores discos en su extensa carrera ( si no el mejor ) donde la voz tímida de Iran Kaplan y Georgia Hubley se entreteje con los murmullos eléctricos que te electrocutan con ligeras chispas de energía atemporal, hipnótica, sin grandes subidas ni bajadas, aunque con algún posible efecto secundario de adicción.
Yo La Tengo - Tom Courtenay:
miércoles, 17 de junio de 2009
Ruins: Stonehenge (1990)
¿Quiere usted acabar con su relación de pareja en menos de tres meses? La Fam les presenta un método infalible y científicamente comprobado. La próxima vez que usted vaya a realizar el acto sexual con su compañero o compañera dígale lo siguiente: “Cariño, hoy me gustaría hacerlo con música de fondo, como cuando éramos jóvenes y follábamos en el coche con la radio puesta.” A continuación, antes de iniciar el acto, ponga este disco en su reproductor de cd's. Hágalo cada vez que mantenga relaciones sexuales con su pareja y le aseguramos que antes de tres meses le tomarán por loco, le enviarán a la mierda y usted será libre otra vez. De lo contrario La Fam se compromete a pagarle una suculenta indemnización.
Ruins son un duo japonés formado por Tatsuya Yoshida (batería y voz) y Hisashi Sasaki (bajo y voz) que a mediados de los 80 decidieron recuperar un género tan poco conocido como era (y sigue siendo) el zeuhl, movimiento musical iniciado por los franceses Magma a principios de los 70 y que tuvo cierta repercusión en los círculos más radicales del rock progresivo. Este fascinante aunque minoritario género se basaba en el rock progresivo, en la música contemporánea, con ritmos complejos, estructuras minimalistas y cierto aire místico y ocultista. Este “Stonehenge” (1990) fue una de las primeras grabaciones del grupo. El disco se mueve entre estructuras angulares, polirritmos, lineas melódicas quebradizas e imprevisibles y un ambiente absolutamente esquizofrénico. Con un sonido totalmente “lo fi” el duo creó una especie de “drum and bass” progresivo frenético y de una potencia descomunal, con ecos del hardcore más salvaje (algunos lo definieron como “prog punk”). Los temas, dinámicos e inquietos (no son capaces de aguantar tocando un mismo riff más de 5 segundos) suenan sucios y salvajes, siguiendo la plantilla creada por Magma casi a la perfección. De hecho, la base de las mejores obras de Magma siempre fue la batería de Christian Vander y el bajo (ya fuese Jannik Top o Bernard Paganotti), mientras que el resto de instrumentos se dedicaban a adornar la estructura y a aumentar la sensación de hipnosis a través de estructuras minimalistas. Pues Ruins van a por eso, cogiendo la base del sonido Magma, añadiendo algo de The Muffins, de Henry Cow y de la furia del punk e intentando hacer que cada canción sea más complicada, retorcida y difícil que la anterior. Músicos de un virtuosismo admirable pero que al mismo tiempo suenan brutales, composiciones complejas, batería que suena a lata, bajo grueso, distorsionado y manipulado con diversos efectos, y un amplio abanico de voces que van desde el falseto operático (similar a Christian Vander), a los gruñidos cavernícolas, pasando por los gritos a lo retrasado mental y bebé con diarrea. Lo bueno es que a parte de saber tocar a la perfección, los dos tipejos estos tienen un sentido del humor sanísimo, se ríen de todo, de ellos mismos y de cualquiera que se ponga por delante, al igual que hacía Zappa con los Mothers.
Y hay gente que preguntará: “¿Es esto bailable?” Si, pero sólo por epilépticos.
O bien: “¿Es esta música pegadiza?” Por extraño que parezca, sí. Cuando el duo se enzarza en algunos riffs consiguen crear ciertos grooves muy sueltos y fluidos, con gancho, seduciendo al oyente y apartándolo al mismo tiempo.
A pesar de ser una propuesta difícil y exigente (escuchar los discos de esta gente requiere esfuerzo, paciencia y disciplina mental) los resultados son más que satisfactorios. Discos como este “Stonehenge” u otros como “Burning Stone” (1992) o “Hyderomastgroningem” (1996) son esenciales para entender la música de vanguardia de lo últimos 20 años.
Ruins son un duo japonés formado por Tatsuya Yoshida (batería y voz) y Hisashi Sasaki (bajo y voz) que a mediados de los 80 decidieron recuperar un género tan poco conocido como era (y sigue siendo) el zeuhl, movimiento musical iniciado por los franceses Magma a principios de los 70 y que tuvo cierta repercusión en los círculos más radicales del rock progresivo. Este fascinante aunque minoritario género se basaba en el rock progresivo, en la música contemporánea, con ritmos complejos, estructuras minimalistas y cierto aire místico y ocultista. Este “Stonehenge” (1990) fue una de las primeras grabaciones del grupo. El disco se mueve entre estructuras angulares, polirritmos, lineas melódicas quebradizas e imprevisibles y un ambiente absolutamente esquizofrénico. Con un sonido totalmente “lo fi” el duo creó una especie de “drum and bass” progresivo frenético y de una potencia descomunal, con ecos del hardcore más salvaje (algunos lo definieron como “prog punk”). Los temas, dinámicos e inquietos (no son capaces de aguantar tocando un mismo riff más de 5 segundos) suenan sucios y salvajes, siguiendo la plantilla creada por Magma casi a la perfección. De hecho, la base de las mejores obras de Magma siempre fue la batería de Christian Vander y el bajo (ya fuese Jannik Top o Bernard Paganotti), mientras que el resto de instrumentos se dedicaban a adornar la estructura y a aumentar la sensación de hipnosis a través de estructuras minimalistas. Pues Ruins van a por eso, cogiendo la base del sonido Magma, añadiendo algo de The Muffins, de Henry Cow y de la furia del punk e intentando hacer que cada canción sea más complicada, retorcida y difícil que la anterior. Músicos de un virtuosismo admirable pero que al mismo tiempo suenan brutales, composiciones complejas, batería que suena a lata, bajo grueso, distorsionado y manipulado con diversos efectos, y un amplio abanico de voces que van desde el falseto operático (similar a Christian Vander), a los gruñidos cavernícolas, pasando por los gritos a lo retrasado mental y bebé con diarrea. Lo bueno es que a parte de saber tocar a la perfección, los dos tipejos estos tienen un sentido del humor sanísimo, se ríen de todo, de ellos mismos y de cualquiera que se ponga por delante, al igual que hacía Zappa con los Mothers.
Y hay gente que preguntará: “¿Es esto bailable?” Si, pero sólo por epilépticos.
O bien: “¿Es esta música pegadiza?” Por extraño que parezca, sí. Cuando el duo se enzarza en algunos riffs consiguen crear ciertos grooves muy sueltos y fluidos, con gancho, seduciendo al oyente y apartándolo al mismo tiempo.
A pesar de ser una propuesta difícil y exigente (escuchar los discos de esta gente requiere esfuerzo, paciencia y disciplina mental) los resultados son más que satisfactorios. Discos como este “Stonehenge” u otros como “Burning Stone” (1992) o “Hyderomastgroningem” (1996) son esenciales para entender la música de vanguardia de lo últimos 20 años.
domingo, 7 de junio de 2009
Fela Kuti - Zombie (1977)
Reseña por Blackdecker:
Escuchar este disco es como asistir a una misa negra. Regularmente se oficia, se congrega a los creyentes para leer salmos calientes. Historias de diásporas, de sufrimiento, de esclavitud soportada merced a esos rituales. La injusticia que sólo puede ser combatida mediante el calentamiento global de las almas. Para ello el reverendo Fela Kuti y su iglesia de paños calientes. Versículos cobrizos, repetición de promesas buscando el trance. De esa manera ni el hambre ni el látigo tienen nada que hacer. Caer una y otra vez mientras los creyentes miran a otro lado, más allá de la libertad y el igualitarismo. Lejos de la corrupción de los desalmados.
Actuación en directo:
lunes, 1 de junio de 2009
APSE - Eras (2009)
Apse provienen de la costa este
norteamericana, más exactamente de Newtown (CT). Se formaron en
1999, así que lo suyo no es flor de un día. Robert Toher
guitarrista y cantante es el líder visible de eta banda de cinco
miembros donde han pasado por la misma hasta otros cinco más. A
pesar de su experiencia no sacaron su primer LP Spirit hasta el
año 2006 ¡editado por la española Acuarela Discos!. Eras,
segundo largo de grupo, viene a ser una muestra madura y mejorada de
su debut, dentro encontramos un montón de referencias de estilos
musicales, ya que resulta difícil encasillarlo solo dentro del
post-rock ( etiqueta que ellos mismos denostan ) . Aquí se compagina
el dark-ambient ( corte 2, “Dawn”,”Deathless”, corte 11) con
el rock tribal (“Ark”), un rock lo-fi y desestructurado (“Up in
the Eaves”, “Wishlist”, “Salt of the Earth”) , un slowcore
con un punto espirtitual a lo Low (“The Gloom”,”Shining
Black”,”Salt of the Earth”), experimentación (“Lillian”) y
por supuesto post-rock (“Cyd”,”The Letter”).
norteamericana, más exactamente de Newtown (CT). Se formaron en
1999, así que lo suyo no es flor de un día. Robert Toher
guitarrista y cantante es el líder visible de eta banda de cinco
miembros donde han pasado por la misma hasta otros cinco más. A
pesar de su experiencia no sacaron su primer LP Spirit hasta el
año 2006 ¡editado por la española Acuarela Discos!. Eras,
segundo largo de grupo, viene a ser una muestra madura y mejorada de
su debut, dentro encontramos un montón de referencias de estilos
musicales, ya que resulta difícil encasillarlo solo dentro del
post-rock ( etiqueta que ellos mismos denostan ) . Aquí se compagina
el dark-ambient ( corte 2, “Dawn”,”Deathless”, corte 11) con
el rock tribal (“Ark”), un rock lo-fi y desestructurado (“Up in
the Eaves”, “Wishlist”, “Salt of the Earth”) , un slowcore
con un punto espirtitual a lo Low (“The Gloom”,”Shining
Black”,”Salt of the Earth”), experimentación (“Lillian”) y
por supuesto post-rock (“Cyd”,”The Letter”).
Todo es amalgama de sonidos puede
pensar que les haga caer en cierta inconexión entre los temas, pero
pana nada es así, la argamasa que une el conjunto se compone de un
sonido lo-fi o ligeramente noise, donde los momentos más impetuosos
se consiguen con ritmos oscuros , mohosos y ariscos provenientes de
sus más inhóspitos recovecos. No cantan demasiado, pero cuando lo
hacen parecen más aclamaciones al averno que otra cosa. Es un disco
muy oscuro pero no en un mal sentido, esa oscuridad que nos resulta
acogedora y nos hace sentirnos seguros como si estuviéramos en el
útero de nuestra madre, o invernando dentro de alguna cueva horadada
en la montaña hasta que lleguen tiempos mejores.
pensar que les haga caer en cierta inconexión entre los temas, pero
pana nada es así, la argamasa que une el conjunto se compone de un
sonido lo-fi o ligeramente noise, donde los momentos más impetuosos
se consiguen con ritmos oscuros , mohosos y ariscos provenientes de
sus más inhóspitos recovecos. No cantan demasiado, pero cuando lo
hacen parecen más aclamaciones al averno que otra cosa. Es un disco
muy oscuro pero no en un mal sentido, esa oscuridad que nos resulta
acogedora y nos hace sentirnos seguros como si estuviéramos en el
útero de nuestra madre, o invernando dentro de alguna cueva horadada
en la montaña hasta que lleguen tiempos mejores.
Apse • Up In The Eaves:
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