El centro neurálgico de actividad de Akauzazte Danok se encuentra en el antiguo matadero de Azkoitia (Gipuzkoa), donde el grupo tiene su local de ensayo así como el estudio de grabación del que han salido sus discos. Desde 1992, siempre trabajando en la oscuridad de las entrañas del matadero, Akauzazte Danok han ido dando forma a sus visiones y pesadillas en forma de música y liberando sus obsesiones más profundas.
“Akauzazte Danok” fue grabado entre 2002 y 2008, años en los que el trío ha estado afilando sus armas en silencio, grabando, re-grabando, elaborando y transformando las piezas de este disco, un trabajo en permanente progreso y metamorfosis que nos ofrece una cara de las muchas que podía haber ofrecido.
Akauzazte Danok continúan avanzando en la propuesta planteada en sus anteriores discos, una música que combina lo primitivo y lo vanguardista, sonoridades industriales, elementos propios del folklore euskaldún así como de las músicas tradicionales asiáticas y africanas, distorsión ensordecedora, inquietantes pasajes acústicos, loops obsesivos y técnicas de manipulación electrónica.
A lo largo de los 59 minutos de duración de “Akauzazte Danok” las distintas capas de guitarras eléctricas y acústicas, los múltiples loops y las diversas estructuras melódicas van evolucionando poco a poco, pero intensamente, y tejen una densa tela de araña que nos atrapa sigilosamente y nos asfixia a cámara lenta. Las texturas que crea el grupo son abrasivas, ásperas, rasposas y duras. Los bloques de sonido se repiten con insistencia y provocan un efecto hipnótico mientras la percusión, de carácter tribal, apuntala el armazón con ritmos contundentes y fuerza salvaje. Un espectáculo de deslumbrante belleza y al mismo tiempo de gran brutalidad; unas composiciones herméticas y difíciles pero al mismo tiempo liberadoras y catárticas.
“Hau beste batek abesteko egiña izan zen” abre el disco con los sonidos de la txalaparta, pájaros y campanas: es la calma antes de la tormenta, un remanso de paz que nos prepara para lo que vendrá después... Poco a poco la canción va progresando y acumulando tensión a través de murallas sónicas y laberintos de ruido mientras las voces recitan el texto, una fórmula para convertirse en brujo o bruja. En el corazón de todas estas composiciones hallamos una enorme fuerza y energía contenida, como un volcán a punto de entrar en erupción, que a veces estallan en explosiones de ruidismo incendiario y pulso primigenio, es el caso de “Gure etxean gaude” o “Bat (2)”. En otras ocasiones, como en“Ezari emanak” o “Badaude”, las atmósferas inhóspitas y misteriosas se desarrollan con paciencia, creando un mantra sónico de melodías disonantes y electricidad estática así como una tensión sostenida que nos sume en el trance más profundo. “Armagedon” concluye el disco en un tono atmosférico-ambiental impregnado de belleza mórbida y amenaza sutil, supurando texturas electrónicas anestesiadas e insondables, dando paso al sonido de la txalaparta una vez más, cerrando así el círculo que se abrió al inicio del álbum.
“Akauzazte Danok”, el renacer de Akauzazte en 2009, nos muestra a un grupo en constante tránsito hacia nuevos y desconocidos caminos, incesantemente creando y destruyendo. Una obra que nos sacude con una vibración monolítica, pura, magnética, hermosa, con unas canciones enraizadas en la tierra de la que absorben su energía, conectadas a los ritmos ocultos de la naturaleza y en sintonía con las fuerzas telúricas que alumbran y exterminan al mismo tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario