Hay veces que da miedo pensar en las
aberraciones más inmundas que se esconden en algunos sueños,
en la depravación y la decadencia más extrema en la que
puede caer el instinto humano, en toda la violencia, el rencor y el
odio que puede llegar a anidar en un corazón. Deathpile, grupo
clave en la escena del true crime electronics estadounidense junto a
otros proyectos tan marginales como Taint, Slogun o Sickness, se
encargan de canalizar todas estas terribles sensaciones y
exorcizarlas a traves su arte. Un arte sucio, abyecto, retorcido, de
difícil digestión, e incluso insoportable para la
mayoría de personas. Pero para los aficionados de la música
más extrema, peligrosa y salvaje, su discografía es
algo así como un tesoro oculto. Dentro de la escena Power
Electronics, Deathpile son quizás el grupo que más se
aproxima a la “perfección”. Su sonido ejemplifica con
absoluta fidelidad este estilo, ya que su propuesta, absolutamente
ortodoxa y old-school, sigue el patrón marcado por los
pioneros como Whitehouse, Ramleh o Sutcliffe Jügend, cumpliendo
todos y cada uno de los cánones del género y ofreciendo
exactamente lo que los oyentes andan buscando para satisfacer sus
deseos más bajos y perversos. “G. R.” es el disco que
cerró su fascinante discografía. Fue grabado en 2003 y
gira en torno a los asesinatos que tuvieron lugar en la zona de Green
River (Seattle) en los años 80, en uno de los capítulos
más oscuros de la historia negra de los Estados Unidos. Las
letras giran entorno a los pensamientos y sentimientos del asesino en
serie Gary Ridgway, quien asesinó a más de 40 mujeres
(la mayoría de ellas prostitutas), unas letras escritas en
primera persona y que desgranan de manera espeluznante lo que se
escondía en el interior de esta bestia humana, su soledad
extrema, su alienación, su misoginia, su sufrimiento y su
desamparo. La música es pura rabia y odio: murallas de ruido
disonante, chirriante, electrificado y corrosivo al límite,
aderezado con ciertos matices psicodélicos, una atmósfera
de pesadilla y unas voces primitivas y salvajes que vomitan con una
rabia descomunal una letras tan obscenas y desgarradoras que hacen
dudar de la estabilidad mental de Jonathan Canady, el responsable de
Deathpile. Banda sonora para las peores pesadillas, una auténtica
masacre sonora que nos hace enfrentarnos cara a cara con las
perversiones y los miedos más oscuros del alma humana.
1 comentario:
... bizarrísim° De4thp1l3!
a falta de escritos en el blog de su humilde servidor, tomaré un párrafo para tan grande post; re-direccionaré esta publicación, es perfecta como lo es la FamZ1n3!.
Publicar un comentario