Último trabajo hasta la fecha del polifacético artista californiano Thomas Alan Waits, que cultiva entre sus habilidades más destacadas la de compositor, cantante y actor. Su incursión en el cine con papeles secundarios no ha impedido que haya participado en excelentes películas como Corazonada (1981, de Francis Ford Coppola), Bajo el peso de la ley (1986, de Jim Jarmusch) o Vidas cruzadas (1993, de Robert Altman) entre otras . Pero es en su faceta musical donde ha conseguido sus mejores logros.
Es un buscador de perdedores, se regodeaba con ellos en bares de mala muerte, embriagándose hasta perder el sentido y empapándose de sus historias trágicas . Le fascina las marcas que el deterioro del tiempo deja en las personas ancianas. Su aspecto huraño , desaliñado y vetusto era para emular esa imagen envejecida que admiraba tanto.
Su trabajo en los cabarés de los Angeles ha influenciado en todo sus composiciones, desde su inicios con Closing Time (1973) hasta con Orphans (2006), su obra cumbre:
Es un disco triple, con sus propios subtitulos : Brawlers, Bawlers y Bastards , aunque lo podríamos considerar doble, ya que en Bastards son casi todo versiones de autores tan diversos como Daniel Johnston (King Kong) ,Kerouac (On the Road) o Charles Bukowski (Nirvana), estos dos últimos en una clara referencia a sus gustos literarios.
Supone una asimilación y maduración en el uso de todos los nuevos instrumentos utilizados desde que abandonó el piano como primer elemento compositivo. Y no ha sido una tarea fácil, solo hay que nombrar las armas de su trabajo:
Silbato, bajo, guitarra, piano, saxo, violín, corneta, acordeón, clarinete, trombón, trompeta, banjo, armónica, órgano y batería. Aparte de que usa varios tipos de guitarras, teclados e incluso de violines y clarinetes.
Brawlers
Consigue lo imposible, que a pesar de todo el batiburrillo de elementos musicales suene solamente a Blues-Rock. Algún corte de rock&roll como en Lie To Me, solamente rock en LowDown , blues-acid jazz en Puttin' On The Dog o la country Rains On Me ( con Chuck E. Weiss). Como en sus anteriores publicaciones, el blues suena pendenciero, sucio, de carretera llena de baches a medio asfaltar, de botella vacía. Su voz parece reflejar el agobiante calor de su california natal que se apelmaza pegajosamente en su garganta, suena a alcohol rancio y a ladridos quebrados de un chucho abandonado. De lo mejor que ha compuesto en su vida. En total dieciséis temas ,cuatro de las cuales son versiones.
Bawlers
Un reflejo de la América profunda, la de los perdidos, vagabundos, de miradas rotas que no se enteran de cuando hay que perder la inocencia, de las que la quieren asir y recuperarla como única esperanza de redención. Aquí el perro aúlla lamentos, amores perdidos en barra, confesiones grupales bajo los primeros rayos del crepúsculo sobre sus miseras vidas al salir de un recóndito bar. Todo esto en dieciséis temas originales y cuatro versiones, una el Little Man de Teddy Edwards, otra el Goodnight Irene de mi adorado Leadbelly, Danny Says de Joey Ramone y finalmente Young At Heart de Carolyn Leigh and Johnny Richards.
Son baladas para emborracharse y llorar las penas, y no son solo unas más de las que puede contener en su dilatado repertorio , sino de las mejores de su carrera, solo faltaría aquella que cantaba lo de “...you're innocent when you dream...” y alguna más del Closing Time.
Bastards
Disco casi enteramente de versiones, con solo cinco originales de dieciocho canciones; Bone Chain, Redrum, Altar Boy, The Pontiac y Spidey's Wild Ride . Contiene dos cortes ocultos al final sin información alguna al respecto.
Es el disco más experimental de los tres, pero para nada de relleno, las versiones son un claro ejemplo de como Waits las lleva a su terreno de la forma más estrafalaria posible pero sin caer en el ridículo ( la verdad es que no me viene a la mente otro autor que fuera capaz de hacerlo y no resultar esperpéntico en su resultado).
En solitario tanto Brawlers como Bawlers estaría entre lo mejor que ha publicado nunca (incluso pienso que Bawlers es lo mejor que ha hecho hasta la fecha). Para los degustadores de la experimentación Bastards resulta más atrevido que el Real Gone. En conjunto no dejan lugar a dudas de que Orphans es el mejor reflejo del calidoscopio de ideas que rondan la mente, el alma y el corazón de Tom Waits. Pero nos dejamos para el final la guinda del pastel, y es que dicen que no hay un gran hombre en la historia sin una gran mujer detrás, y en el caso que nos ocupa la Afrodita de Tom es Kathleen Brennan, su esposa, que le ha alejado del alcohol y las drogas y además ha colaborado en las composiciones de los temas de la triple edición (ya aparecía su nombre en los créditos de los últimos discos). Lo que me lleva a la pregunta del millón ¿ En que grado ha colaborado ?. Pregunta sin respuesta, pero lo importante es haberlo salvado del infierno y que continúe entre nosotros facturando obras maestras.
lunes, 15 de septiembre de 2008
Tom Waits : Orphans
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