miércoles, 1 de octubre de 2008

el cielo número 20


El compositor La Monte Young definió algunas de sus obras con el término de “dream music”, una denominación que encaja perfectamente con la propuesta de El cielo número 20: una música de carácter onírico y crepuscular, que se mueve en las coordenadas del ambient noise más experimental, cósmico y psicodélico.

Este duo está integrado por Sergio Ibáñez y Javi Sanz, ambos ex-componentes del mítico grupo castellonense Ebria Danza, quienes tan sólo grabaron un disco y un single en los primeros años 90 pero cuya intensidad, pasión y romanticismo exacerbado todavía se recuerdan por estas tierras.

El cd “Nada sueña” fue grabado entre 2007 y 2008, y sin duda sorprenderá a muchos por la evolución y el giro estilístico que este proyecto supone con respecto a los tiempos de Ebria Danza. El disco se abre con el tema “Barco sueño”, una miniatura electrónica que nos sumerge de lleno en el mundo onírico e irreal de El cielo número 20: las capas de ruido y los bucles sonoros se mueven con fluidez en el espacio, recordando a un océano en movimiento o a los vientos estelares en evolución. A partir de ahí el grupo continua esbozando paisajes y escenarios sonoros de diverso estilo, recurriendo al feedback, al ruido, a los drones, a los acoples, a las repeticiones hipnóticas, a las melodías inquietantes, a imágenes envueltas en la niebla, creando una variopinta propuesta de corte ambiental con muchas capas de sonido, ecos, reverb y texturas electro-acústicas que van evolucionando sutilmente. En otras piezas como “Seres fantásticos”, “Realidad” o “Sucias artistas”, el grupo practica incursiones en la psicodelia más hipnótica e incendiaria y da rienda suelta a los influjos del krautrock a través de ritmos persistentes, guitarras afiladas y distorsionadas.

El pilar fundamental sobre el que se sustenta el duo es el ruido, los sonidos atmosféricos y ambientales, pero sin perder nunca de vista la melodía y la belleza, dos factores fundamentales en “Nada sueña”, un disco que nunca suena frío, estridente ni desagradable sino todo lo contrario: los temas fluyen de manera orgánica, viva, cálida y acogedora. El ejemplo más claro es la canción que cierra el disco: “Al mar de ruido”, una composición de una belleza cercana al éxtasis, donde el ruido, la distorsión y el caos reproducen el fluir de las aguas del mar, un mar en el que nos vemos rodeados de olas de electricidad estática y donde nos dejamos llevar a la deriva sumidos en la atmósfera bellísima, misteriosa, narcótica y balsámica que el grupo elabora con paciencia. Morir ahogado en un mar como este es una bendición, una liberación.

El cielo número 20: navegando en un mar de ruido, creando música desde los sueños, para los sueños.
Mas información en https://elcielonumero20.bandcamp.com/

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